La débil pero constante lluvia y las previsiones de que la misma se mantendría al menos en las primeras horas de la mañana, como así fue, llevó a la hermandad de la Entrada Triunfal a decidir no salir este Domingo de Ramos y a dejar que fueran las hermandades de la tarde, si el tiempo lo permitía, las que inaugurasen la carrera oficial 2018 de Córdoba, la segunda en el entorno de la Mezquita-Catedral. En la decisión, sin duda, pesó la prudencia y la especial configuración de este cortejo procesional, tradicional y entrañablemente repleto de pequeños, quizá los cofrades cordobeses que, con todo ese corazón que ponen los niños en ello, con más ilusión esperan cada año su estación de penitencia, pero a los que hay que cuidar con más celo y no exponerlos, por ejemplo, a la lluviosa mañana que se vivía ayer.

La hermandad tenía previsto procesionar con casi 150 hermanos, además de los 45 costaleros del paso de Nuestro Padre Jesús de los Reyes y los 30 de Nuestra Señora de la Palma, la imagen que creó Francisco Romero Zafra, que precisamente cumple este año el 25 aniversario de su bendición. Precisamente por ello, resultó más amargo suspender este año la estación de penitencia. Su exorno ayer era blanco, justo como hace un cuarto de siglo.