Orgullo y emoción. Esos fueron los dos sentimientos más repetidos entre los miles de fieles de la provincia que se acercaron ayer hasta la capital cordobesa para acompañar a sus imágenes devocionales en la Magna Nazarena que, atendiendo la llamada del mensaje de Jesús -«Toma tu cruz y sígueme»-, devolvió a la ciudad las estampas, los sonidos y los aromas propios de la Semana de Pasión más primaveral.

Tras la lógica incertidumbre que generó el fuerte aguacero que cayó sobre Córdoba durante el último tramo de la mañana, la primera hermandad en ponerse en la calle fue la de El Carpio, muy arropada durante todo su itinerario por cerca de dos centenares de vecinos que literalmente tomaron el Compás de San Francisco cuando, a falta de veinte minutos para las cinco de la tarde, el antiguo templo del convento de San Pedro el Real abría sus puertas para inaugurar así esa sucesión de imágenes pasionistas que tiñeron de morado nazareno un sinfín de rincones de Córdoba.

Jesús Nazareno de El Carpio fue el primero en ponerse en la calle desde San Francisco

«Esta salida extraordinaria supone un orgullo para todos los vecinos del pueblo porque, además, representa una oportunidad histórica que, quizás, no tengamos ocasión de volver a vivir», reconoció Laura Benavides, que desde el 2016 dirige la Agrupación Musical de El Carpio, una formación que ayer rindió su particular homenaje con la marcha En gloria a dos jóvenes componentes de la banda que fallecieron recientemente, uno tras una dura enfermedad y el otro en un trágico accidente.

Esperando la salida del Cristo de la Clemencia. Foto: SÁNCHEZ MORENO / A.J. GONZÁLEZ

En cuanto se levantó al cielo la canastilla dorada que portaba al Nazareno de El Carpio, exornada ayer con flor en tonos malvas, violetas, granates y fucsias, los muchos costaleros de Nuestro Padre Jesús de la Humildad y Paciencia que presenciaban la salida animados por uno de sus compañeros más queridos, Francisco Tejederas Tete, no pudieron ocultar su reconocimiento a una cuadrilla dirigida por Juan Ángel Gómez que ayer exhibió orgullosa la bella talla de Castillo Lastrucci.

«Tanto la hermandad como los propios vecinos del pueblo se han volcado muchísimo con esta Magna Nazarena y, de hecho, se ha restaurado la túnica del Señor y se han adecentado tanto el paso como los enseres», apuntaba María Bueno, una joven hermana de la cofradía que acompañaba a Curro Sendra, hijo de Antonio Sendra, refundador de la hermandad tras la Guerra Civil.

La misma iglesia de San Francisco y San Eulogio acogió también las salidas de los Nazarenos de Aguilar de la Frontera y de Priego de Córdoba. En este caso, el capataz del trono, Rafael Madrid, aseguraba minutos antes del inicio de la procesión que tanto él como los 74 cargadores que portaron la imagen eran conscientes de estar viviendo «una experiencia que trasciende a todas nuestras expectativas», si bien reconoció que la decisión de trasladar la imagen del Señor a la capital «no fue fácil», teniendo en cuenta el «incalculable valor» de la talla y el «enorme fervor» que despierta entre los vecinos de Priego.

Conforme avanzaba la tarde, el trasiego de personas se hacía más notable en el entorno de la Santa Iglesia Catedral pero, también, en lugares más céntricos, como la Plaza de la Compañía, que hizo las veces de sede canónica temporal para los muchos cofrades llegados desde Castro del Río y Santaella, que se distribuyeron entre la iglesia del colegio Santa Victoria y la parroquia de El Salvador.

Las mantillas también estuvieron presentes en esta histórica procesión. Foto: SÁNCHEZ MORENO / A.J. GONZÁLEZ

«La hermandad de Castro del Río data de 1435 y es la más antigua de la provincia, por lo que la ocasión merecía que el Ayuntamiento estuviera presente», explicó a CÓRDOBA la alcaldesa de la localidad, María Ángeles Luque, quien calificó de «evento histórico» la celebración de esta Magna Nazarena en la que también pudo disfrutarse de la Escolta Romana, que ayer desfiló en la capital por segunda vez en su historia tras la salida extraordinaria que tuvo lugar en el 2013 con motivo de la beatificación del Padre Cristóbal.

En similares términos se expresó el alcalde de Santaella, José Álvarez, quien puso en valor «el trabajo y la dedicación de todas las personas y entidades que, a lo largo del año, hacen posible la Semana Santa de nuestro pueblo».

Con todo, la Magna Nazarena logró ayer trascender a Córdoba y a su provincia. Prueba de ello fue el grupo de costaleros que, procedentes de Granada, portaron al Nazareno de Palma del Río. Uno de ellos, Roberto Fernández, que ya había participado en eventos similares celebrados en otras provincias como Huelva o Granada, destacaba el «respeto» de los fieles cordobeses y el «extraordinario ambiente» en las calles, especialmente en las del casco histórico, donde resonaban con singular brillo los acordes de la sensacional Banda de las Tres Caídas del Realejo.

La Magna dejó imágenes llenas de contrastes. Foto: SÁNCHEZ MORENO / A.J. GONZÁLEZ

«Es importante que Córdoba sea capaz de mostrar su fe hacia el Nazareno y que lo haga de la mano de muchas hermandades de la provincia que han querido regalarnos por unos días sus imágenes devocionales, muchas de las cuales son auténticas joyas», resaltó, por su parte, José Peña Somoza, El Americano, segundo capataz del Buen Suceso.

Los contrastes que suelen caracterizar la Semana Santa cada primavera también cristalizaron ayer -y de qué manera- en muchos enclaves de la ciudad. Uno de ellos fue la plaza de San Agustín, completamente abarrotado por vecinos de La Rambla llegados en coches particulares y en alguno de los catorce autobuses que se fletaron desde el municipio alfarero para no perderse el retorno a Córdoba de su Señor, casi cuatrocientos años después.

Cientos de vecinos de La Rambla abarrotaron el barrio de San Agustín desde primera hora

«El Nazareno en La Rambla es tradición, fe y cultura, de modo que poder acompañarlo en la capital es algo muy importante para nosotros», detallaba el economista Rafael Luque Muñoz, gerente de la Fundación Benéfico-Social Santo Cristo de los Remedios quien, en alusión a las horas previas al inicio de la procesión, marcadas por la inestabilidad meteorológica, confesó que «internet ha terminado definitivamente con el romanticismo que suponía mirar al cielo para saber si llovería o no y, de hecho, las predicciones se han mostrado completamente acertadas casi al minuto». Una exactitud que, en cualquier caso, no evitó el «pellizco de la incertidumbre» entre los integrantes de cada uno de los cortejos.

Las fuerzas de seguridad del Estado y Policía Local velaron por la seguridad. Foto: SÁNCHEZ MORENO / A.J. GONZÁLEZ

Junto a la multitudinaria delegación rambleña, aguardaban su turno para meterse bajo las trabajaderas los costaleros de Las Angustias, que no ocultaban su emoción por ser partícipes de un evento de estas características. «Solo por el hecho de poder contemplar en el mismo templo a Nuestra Señora de las Angustias y al Nazareno de La Rambla, ya merece la pena», explicó Raúl Cobo, que ha cumplido cinco años como costalero del soberbio conjunto escultórico que concibió Juan de Mesa y Velasco en 1627.

Además de erigirse en un barrio más de La Rambla durante horas, San Agustín brindó dos estampas bien diferentes durante la tarde. La más amable de ellas, protagonizada por Fernando y Cristina, una joven pareja que contrajo matrimonio en el templo que alberga a Nuestra Señora de las Angustias Coronada y que, al salir de la iglesia, se topó con cientos de vecinos de La Rambla que aguardaban la salida de su Nazareno pero que, sin embargo, se sumaron a los vítores y a los buenos deseos que les profesaron sus invitados.

Mientras tanto, un grupo de vecinos del barrio trasladaban sus quejas a CÓRDOBA por la imposibilidad de acceder a la calle Costanillas, debido a las restricciones de tráfico que acompañaron la celebración de la Magna Nazarena. Y es que, según detallaron a este periódico, solo se permitía entrar a esta vía por la calle Cárcamo, pero había activada una pilona, de modo que muchos residentes que no tienen tarjeta no pudieron acceder a sus hogares.

Al margen de los contratiempos que provocó esta salida extraordinaria, muchos de los cordobeses y visitantes que se echaron ayer a la calle para arropar a las 30 hermandades que dirigieron sus pasos hasta el interior de la Santa Iglesia Catedral coincidieron en destacar el «extraordinario» y «valioso patrimonio» que atesoran las propias cofradías pero, también, las bandas y agrupaciones que brindaron sus marchas.