La hermandad del Santo Sepulcro decidió salir en una tarde y noche del Viernes Santo de todo menos agradable, más aún cuando ya en carrera oficial, el viento y la gélida sensación térmica condicionaba el regreso del resto de las hermandades que, salvo Los Dolores, habían decidido hacer su estación de penitencia, casi todas de ellas advirtiendo que recortarían su itinerario de regreso a los respectivos templos.

Un fuerte chaparrón cogió a la hermandad junto a su salida del primer templo de la diócesis, llevando a que el paso del Señor del Santo Sepulcro se tuviera que guarecer unos minutos debajo de la Torre de la Catedral, junto a la Puerta del Perdón. Desde ahí, la hermandad, por Deanes, tomó el camino más corto para regresar a su sede canónica de la iglesia de La Compañía. La pericia de Luis Miguel Carrión Curro como capataz fue uno de los valores de la hermandad para que, sin perder en ningún momento la compostura, sortear hasta los momentos más adversos que se pueden esperar en una estación de penitencia.