Un fuerte y frío viento condicionó una tarde y noche del Viernes Santo que ya comenzó con la suspensión del itinerario en la carera oficial del Vía Crucis de La Caridad, por la mañana, que tuvo que realizarse en las inmediaciones y en el interior del templo de San Francisco.

Por la tarde, mientras que La Soledad y La Expiración ponían su cruz de guía en la calle, Los Dolores anunciaban que suspendían su estación de penitencia por las malas previsiones meteorológicas que se barajaban en esos momentos. La Soledad fue la primera que, como después hizo El Descendimiento y El Santo Sepulcro, decidieron salir pero advirtiendo que recortarían sus itinerarios de regreso para minimizar el riesgo de incidentes por la lluvia. Lamentablemente, fue algo que ninguna pudo evitar, aunque con distinta suerte. La Soledad sufrió un chaparrón, era poco antes de las 11 de la noche, justo con su paso en frente de la igleisa de Santiago. La Expiración tardó algo más en entrar en San Pablo y al Descendimiento el chubasco le cogió cruzando el Puente Romano, en un regreso más o menos precipitado. El paso de Nuestro Señor Jesucristo del Santo Sepulcro tuvo que refugiarse unos minutos junto a la Puerta del Perdón, bajo la Torre de la Catedral. Sin embargo, y pasada lla lluvia, continuó su camino (saliendo el palio de Nuestra señora del Desconsuelo en su Soledad) camino de la iglesia de La Compañía, a donde llegó mucho antes del horario previsto pero sin descomponer en ningún momento el estricto orden que caracteriza el cortejo.

Bajo la fría noche, destemplada y siempre bajo la amenaza de lluvia, El Descendimiento, con el paso del misterio ya dentro del local y el palio de Nuestra Señora del Buen Fin a poca distancia para refugiarse en caso de un nuevo chaparrón, despidió la noche recreándose con unas marchas que pusieron bálsamo a un accidentado y desapacible Viernes Santo 2018.