Caía la tarde en la ciudad. El sol, ese intenso sol que durante el día castigó con fuerza, fue vencido por la tarde noche por una suave brisa de mar, una brisa fresca y duradera, intensa y purificadora. Una brisa que solo puede traer la Virgen del Carmen, la patrona de los marineros, la flor y hermosura del Carmelo, como gusta llamarla a los frailes carmelitas.

Una flor del Carmelo que ayer volvió a lucir bajo blanco palio en San Cayetano. Atrás quedaron los intensos días de la novena, donde cientos de fieles se han dado cita en el particular Monte Carmelo de Córdoba que es la cuesta de San Cayetano.

En la cúspide ha estado Ella recibiendo a los fieles, hermanos y devotos. Pero ayer fue distinto, fue Ella la que abandonó su templo y salió a las calles para derramar las gracias de su bendito escapulario.

Hermosa. Cuajada de joyas, con una espectacular mantilla que estrenaba este año, caminaba la Virgen del Carmen coronada de San Cayetano a los sones de la sevillana banda de música del Carmen de Salteras.

No cabía un alfiler en la cuesta. «¡Viva la Virgen del Carmen!», gritaba el gentío mientras una ráfaga de olor a nardos que desprendía su paso embriagaba el festivo ambiente.

Poco antes, Santa Teresa de Jesús había pasado en su severo paso portado por los más jóvenes de la archicofradía. La Santa, con todas sus galas, lució exornada con distintas variedades florales en blanco y rosa.

Pero este imaginario mar no se quedó en San Cayetano sino que se extendió en la noche hasta la parroquia del Carmen de Puerta Nueva, donde la Virgen del Carmen también se echó a la calle para dejar su inconfundible sello por las calles del barrio de la Magdalena, acompañada en esta ocasión por la banda sinfónica de Dos Torres.

La Virgen lució en su paso exornado con rosas blancas y nardos en las esquinas. En esta salida la hermandad quiso tener un recuerdo para el recientemente fallecido fray Ricardo de Córdoba. Así, el paso de la Virgen lució un crespón negro en homenaje al querido capuchino.

Conforme avanzaba la noche, las dos imágenes de la Virgen del Carmen iban dejando bellas estampas por distintos rincones de la ciudad. Así, los románticos jardines de la Merced acogieron a la Virgen de San Cayetano rodeada de una gran muchedumbre, al igual que en la plaza de Capuchinos, donde fue recibida por el redil eucarístico de la Divina Pastora.

Por su parte, la Virgen del Carmen de Puerta Nueva se lució por enclaves como Santa María de Gracia, el Realejo y, sobre todo, el entorno de la plaza de la Magdalena.

Dos veleros marianos cargados de devoción a la Virgen del Carmen que en el día de ayer dejaron a su paso por las calles de la ciudad una intensa brisa que por unas horas trajo el mismo mar hasta la ciudad.