A una hermandad se le conoce a las maduras, como en el magnífico programa del 25 aniversario del año pasado de la Vera Cruz, y a las duras, cuando surge un contratiempo y hay que saber reaccionar. Y en eso también estuvo a la altura la hermandad del Campo de la Verdad cuando a punto de entrar en la carrera oficial ayer una no muy afortunada levantada forzó los anclajes de la imagen de Nuestro Señor de los Reyes y descolocó uno de sus brazos. El incidente, en principio sin mayor trascendencia, sí que obligó a reparar sobre la marcha el daño ocasionado, produjo un retraso en los horarios y condicionó, cono no puede ser de otra forma, el resto del transcurso del cortejo procesional. Sin embargo, y ahí está la grandeza, el contratiempo se palió, incluido el problema horario, y no restó espectacularidad al cortejo, acompañado por música de bandas cordobesas (otra circunstancia ejemplar) y con estrenos tan notables como los de la restaurada saya y el nuevo manto de María Santísima del Dulce Nombre. Grande la Vera Cruz.