El Carnaval ya está en la calle. El hijo de Don Carnal ha estado recogido en el Gran Teatro desde el pasado 9 de febrero y el pasado viernes ya se despidió del coliseo cordobés para llenar las calles cordobesas de papelillos, serpentinas y coplas hasta el próximo domingo. Una noche digna de una final con un ambiente cálido, lleno en las butacas y, sobre todo, letras que llevaban al recuerdo.

El cuarteto de Santa Cruz Dos reales y pico abrió la sesión con un repertorio cuyos cuplés tuvieron chiste sexual y su tema libre contó con numerosos golpes de humor que hicieron reír al público.

El toque serio llegó con la comparsa de Aguilar de la Frontera Mi mundo. Tras agradecer el cariño recibido el año pasado, el segundo pasodoble tuvo como protagonista a la comparsa de Carlos Fernández e Ibáñez, cuya ausencia «ha dejado un carnaval de luto». La gracia regresó con la última chirigota de Carmen García Koski. Y última porque las bailarinas de Qué bien bailan las hijas de Putin quisieron despedirse con un emotivo segundo pasodoble. La segunda parte de su repertorio sacó la sonrisa del respetable e hizo bailar al público, e incluso a la alcaldesa Isabel Ambrosio.

Tras esta agrupación el último tercio de la primera parte de la final tuvo un carácter provincial. En primer lugar, la comparsa de Fernán Núñez Bajo tierra dejó su impronta con un segundo pasodoble sensible en contra del matrimonio infantil. Tras esta actuación, Hipólito Moyano recibió el premio Rafael Díaz Micrófono de oro a su trayectoria. Acto seguido, llegó el turno de la artista La Califa. La chirigota cañetera Manolo para los amigos reivindicó el papel de Andalucía, una tierra «que ha levantado el norte y que ahora no es capaz de levantarse y luchar». En su segundo quiso homenajear a su «madre chirigotera».

Cerca de la medianoche, la última actuación antes del descanso fue la comparsa de Javier Lonene A que te enamoro? El grupo de Almodóvar del Río tuvo un mensaje para Ambrosio, ya que «todavía no ha llegado un alcalde que consiga trabajo a los cordobeses».

Tras esta interrpupción, el otro cuarteto comenzó la segunda parte de la final. Pesadilla en España cerró su participación con un último espisodio en el que cambiaron su decoración, pero el cocinero Peluca no consiguió cambiar y tanto Alberto Chicote como el dueño del local, Sebastián, acabaron borrachos.

Ya de madrugada, La comparsa del loco de Miguel Amate quiso denunciar la violencia de género con una letra en la que se encendieron las luces del Gran Teatro para sensibilizar al público sobre este problema. En su popurrí, denunciaron los problemas de la actual sociedad. Y «luego el loco soy yo». Tras el primer premio de comparsas del 2016, llegó el de chirigotas. Los que dan el biberón al panda y al león homenajeó la labor del hospital Reina Sofía. Ya bien entrada la madrugada, la comparsa de Pablo Castilla La cuerda criticó el Carnaval actual para reconocer la labor del periodista José Antonio Luque. La penúltima actuación fue de la chirigota de Fleky y Daniel Moriana Este año jugamos en casa. Tras un homenaje a los payasos que «sacan sonrisas» en Reina Sofía y una reivindicación de la «fiesta de la copla», sus de cuplés y el popurrí hizo reír al público. Los ritmos africanos del coro de Espiel La tierra de la alegría cerraron la final con una actuación muy animada.