Aunque el día en un principio no acompañaba (era curioso ver al comenzar cómo desfilaban las agrupaciones entre paraguas de público asistente), la fina llovizna dejó de caer y Córdoba pudo disfrutar al final del, para muchos, mayor desfile de Carnaval de su historia. Una apreciación siempre subjetiva que, eso sí que se vuelve indiscutible con las cifras en la mano del presupuesto empleado en esta edición, su número de participantes (más de 700 personas de 50 grupos diferentes) y la cantidad y variedad de formatos participantes. Así, desfilaron 28 agrupaciones clásicas cordobesas que ya dejaron huella en el Gran Teatro en el concurso anual (entre comparsas, chirigotas, coros y cuartetos), además de 5 murgas, 3 grupos sorprendentes de percusión, 4 carrozas (hay que citar el trabajo que hizo el colectivo de Fepamic) y varios grupos de figurantes, destacando los que encarnaban a personajes de La Guerra de las galaxias.

Cabe citar a la comparsa de Badajoz Maracantana y la de la asociación cultural Danzas Emeritenses (de Mérida), con decenas de miembros y otra forma muy distinta de entender el carnaval con su baile, música, espectaculares disfraces y formato, una manera diferente de honrar a Don Carnal pensada para desfilar y que sorprendió a los espectadores cordobeses. Todo ello respecto a un desfile en donde, a buen seguro también se batió récord de fotografías con los móviles y donde espectadores y participantes compartieron posando miles de flashes.

«Ciertamente, nos hemos arriesgado a salir chispeando, pero sabíamos que la cosa no iba a ir a más y, además, se ha hecho un esfuerzo muy importante este año con la cabalgata, como ha podido ver todo el mundo porque ha salido todo muy bien», resumía ayer al término del cortejo el presidente de la Asociación Carnavalesca de Córdoba, Alfonso González.

El presidente de la Asociación hacía estas consideraciones ayer a CÓRDOBA justo bajo el Arco Alto de La Corredera, un castizo entorno carnavalero al que llegó el desfile tras partir puntualmente al mediodía del paseo de la Victoria y recorrer Concepción, Gondomar, Tendillas y la calle Claudio Marcelo, todo ello con el desarrollo y la coordinación de Grupo Zero y un importante (aunque discreto) despliegue de seguridad para evitar accidentes de cualquier tipo.

Por supuesto, las anécdotas se sucedían a lo largo del cortejo desde antes incluso de su inicio. Como muestra quizá baste un solo botón: la sorpresa que se llevaba la gente al ver que el conductor del vehículo que remolcaba una de las cuatro carrozas estaba disfrazado de monja, sumándose así a la fiesta y a las muchas fotos que el público se hizo acercándose a la ventanilla de su vehículo.

ocaña, EN EL RECUERDO / También para la pequeña gran historia del carnaval cordobés queda el que el último de los actos, la simbólica quema del dios Momo en La Corredera, no estuviera encabezado por la concejala de Promoción de la Ciudad, Carmen González, como le correspondía protocolariamente. El motivo: los días de luto decretados por la muerte del exalcalde Andrés Ocaña, con la consiguiente suspensión de la participación municipal formalmente en actos. Un Andrés Ocaña al que muchos del Carnaval también recordaban ayer por la afición que tenía a esta fiesta y por su, para muchos, desconocida faceta como músico.