Pedro Funes ha pronunciado la noche de este sábado un maravilloso pregón de Carnaval en Córdoba basado en enseñar la cura, desde su posición de histórico carnavalero, para los males de la fiesta. Un pregón que también ha sido solidario, al igual que el del fallecido Miguel Amate el año pasado, en esta ocasión con la asociación Down Córdoba, cuyos niños tuvieron protagonismo durante el espectáculo.

Con dos coloretes en la cara, ataviado, en primer lugar, con una bata de médico, y ayudado por Manuel, el sultán simpatía de este año, Funes fue atendiendo en su consulta a los instrumentos que hacen posible las composiciones carnavalescas. La guitarra, el bombo, la caja y el pito fueron diagnosticados y recibieron sus tratamientos, al igual que el señor Gran Teatro, cuya enfermedad es la soledad, y la señora calle Montero, que está harta de que la llamen borracha por culpa del Carnaval, cuando «eso no es problema de cualquier fiesta, sino de la educación que le dan a cada uno en su casa».

A todos los cita para hacer terapia de grupo, con el célebre Soy cordobés de Rafael Castro, el himno de Córdoba y de los carnavaleros, «el que nos quita las penas cada año». Y, tras este pequeño teatro, Funes se vistió de cordobés de capa y sombrero de ala ancha, para desgranar su vida a corazón abierto, con la emoción contenida recordando sus comienzos con Pablo Castilla, cómo escuchaba sus primeras cintas de Carnaval en su casa del Cerro, o a sus amigos como Paco Luque o Miguel Amate.

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