Que el 7 de noviembre de 1937 es una fecha fatídica para la historia de Cabra, como todos aquellos días de lo que fue una guerra fracitrida en la que las víctimas de uno y otro lado, perdieron la vida en algunos casos y en otros fueron objeto de represalias, debe servir para reflexionar hacia dónde debe de avanzar y progresar la sociedad, si no se quiere volver a caer en los mismos errores. El anuncio de la construcción de un monumento que recuerde a todos aquellos egabrenses, tal y como ha acordado la Comisión Local de Memoria Histórica, es un buen punto de partida para rescatar del olvido y del silencio a todos sobre los que el paso del tiempo, los hundió bajo el peso de una losa y a los que nunca justamente se les restituyó. Al menos, ese es el deseo que se desprende de lo que en pleno siglo XXI se desea para preservar los derechos de los que son y fueron ciudadanos alguna vez, de esta ciudad.