La falta de unanimidad de la concesión de la Medalla de la Ciudad a Felipe VI, lejos de aquella que en la década de los ochenta sirvió para concederla a su padre, muestra que la sociedad en apenas tres décadas ha cambiado y la forma de vislumbrar y entender los acontencimientos, es totalmente distinta. Un reflejo propio de la España de principios del siglo XXI donde la institución monárquica en este caso, se ve de mil y una forma distinta en función de a quién se le pregunte o se le solicite su adhesión, aunque todavía es palpable que las opiniones que se dan en público difieren de las que se dan privadamente, sea bien para mostrarse a favor o en contra de aquella. Pluralidad y variedad de opiniones que para todos los gustos, es como los colores y enriquecen el panorama patrio local.