Macedonia 20

España 31

Parciales: 0-3, 1-6, 3-7, 5-10, 5-11 y 6-15, 8-17, 10-20, 13-22, 14-25, 17-29 y 20-31.

Árbitros: Gousko y Repkin. Excluyeron a Manaskov por Macedonia; y a Gurbindo (2) y Dani Dujshebaev por España.

Equipo: Rivstoski; Georgievski (1), Stoilov (4), Taleski (3), Jonovski y Manaskov (4, 3p) -equipo inicial- Mitrevski (ps), Velkovski (2), Lazarov (1p), Pribak (1), Mirkulovski, Kuzmanovski (2), Filip y Popovski (2).

Equipo: Pérez (1); Balaguer (1), Gurbindo (6), Sarmiento (2), Cañellas (1), Rivera (1p), Julen (1), Solé (5, 1p), Alex Dujshebaev (2), Entrerríos (1), Dani Dujshebaev, Morros, Ariño (2), Guardiola (3) y Figueras (5).

La selección española de balonmano dio un nuevo paso hacia las semifinales del Europeo de Croacia, tras golear este domingo por 20-31 a Macedonia, en un encuentro en el que el conjunto español, liderado por un extraordinario Gonzalo Pérez de Vargas, ofreció una auténtica lección defensiva en el primer tiempo.

«Si queremos hacer algo en este Europeo tenemos que mejorar en defensa», una frase que, casi a modo de mantra, los internacionales españoles no han dejado de repetir desde la derrota encajada ante Dinamarca.

Propósitos que, en esta ocasión, no se quedaron en simples palabras, ya que el conjunto español recuperó la solidez defensiva, que le ha permitido pelear por las medallas en tres últimos campeonatos de Europa.

A diferencia de lo ocurrido ante los daneses, en esta ocasión el equipo español sí se mostró como ese bloque compacto, que a base de constantes ayudas y, sobre todo, de mucha velocidad de piernas logró cerrar todos los caminos posibles al gol a su oponente.

Una mejoría defensiva que llegó en el momento en el que el seleccionador Jordi Ribera apostó, por fin, tras numerosas probaturas durante los tres primeros partidos, por situar a Viran Morros y Gedeón Guardiola como eje de la defensa.

Con Morros y Guardiola al mando de las operaciones defensivas, el conjunto español desmontó por completo el ataque macedonio, que ni con seis, ni con siete jugadores, logró inquietar a la defensa española, tal y como confirma el único tanto (1-6) que concedió España en los primeros diez minutos de juego.

Pero la mejoría defensiva no fue la única buena noticia para el equipo español, por primera vez en el campeonato, pudo desplegar su veloz juego de contragolpe.

Ayer sí los Balaguer, Solé, Rivera o Ariño pudieron correr a su gusto sobre la pista, para desesperación del técnico macedonio, el español Raúl González, que veía como su equipo era incapaz de contener el vendaval español.

España se dio un baño de autoestima en todas las facetas del juego, un factor anímico que se antoja decisivo en las dos finales que al conjunto español todavía le quedan por disputar ante Eslovenia y Alemania para alcanzar las semifinales.