Otra vez Kevin Durant. Otra vez en el Quicken Loans Arena. Otra vez en el tercer partido de las finales. Y otra vez un triplazo a menos de un minuto para acabar con las esperanzas de los Cavs.

El desenlace del tercer partido de las finales pareció ser un déjà vu de lo ocurrido la temporada pasada. Igual que hace un año, los Cavs entraron mejor al encuentro y muy pronto llegaron a tener una renta de hasta 12 puntos de ventaja con el 16-4 en el marcador. Cleveland estaba mejor, LeBron había conseguido involucrar en ataque a sus compañeros. Love y JR eran los principales socios de James en ataque. Mientras, en los Warriors, tan solo un inspiradísimo Kevin Durant mantenía el nivel en ataque, ante unos muy erráticos Curry y Thompson. Cavs se marchó al descanso 6 arriba, 68-52. Tras el descanso, los Warriors reaccionaron y tomaron la delantera en el marcador desde los primeros minutos del cuarto, lo que les permitió llegar con un +2 al último cuarto. Cuarto que estuvo marcado por la igualdad y las alternancias en el marcador. Hasta que a falta de 51 segundos, con los Warriors tres arriba, Durant recibió el balón sobre el logo de los Cavs, se plantó a casi 9 metros y anotó un triplazo que acabó con el encuentro. Y los Warriors a un triunfo de la gloria.