Las autoridades deportivas rusas, con el Gobierno de Moscú a la cabeza, se encuentran situadas en un callejón sin otra salida que una hoja de ruta cuyo recorrido debe ser trazado de forma rápida, prácticamente exprés, para erradicar no solo las prácticas de dopaje, sino también la sospecha. De lo contrario, Rusia se arriesga no solo al veto de sus atletas en los Juegos de Río, sino que también está en riesgo la organización del Mundial de fútbol del 2018.

La Agencia Mundial Antidopaje (AMA), con paso firme, no tolerará ni una indisciplina más por parte de Rusia en las próximas semanas y a menos de nueve meses para que comiencen los Juegos Olímpicos de Río. El país ha protagonizado, sin duda, el mayor escándalo por dopaje desde la creación de la AMA hace 16 años. Una red para mejorar ilegalmente, con métodos y fármacos prohibidos, el rendimiento de las figuras del atletismo ruso, la segunda potencia mundial, por detrás de Estados Unidos y por delante de los emergentes países africanos encabezados por Kenia. Unos Juegos sin la presencia de los atletas rusos serían difíciles de imaginar. Y más difícil todavía, en plena crisis de la FIFA, que se le retire a Rusia la organización del Mundial de Fútbol.

Sin embargo, ambas posibilidades están en peligro; sobre todo, la presencia atlética en Río, después de que el viernes por la noche, el consejo de la IAAF (Federación Internacional de Atletismo) suspendiera a la Federación Rusa de Atletismo (ARAF) por las prácticas de dopaje, con 22 votos a favor y uno en contra, que no correspondió a la representación rusa, que se abstuvo.

EL FUTURO DE LA RUSADA

La agencia antidopaje debe pronunciarse ahora sobre el futuro de laRUSADA (Agencia Antidopaje Rusa) en la reunión que el Consejo Fundador de la AMA celebrará el próximo miércoles 18 de noviembre. Si se decanta por la suspensión -todos los caminos van hacia esa dirección- Rusia no podrá organizar ningún evento deportivo de carácter internacional mientras se mantenga el castigo. Ello se traduce en que no se podría celebrar el Mundial de fútbol del 2018 en Rusia y se debería buscar una sede alternativa. En este caso, el tiempo juega a favor de las autoridades rusas y también de Vitali Mutko, ministro de Deportes y presidente del comité organizador del Mundial de fútbol. De ahí la trascendencia de la próxima reunión de la AMA.

Rusia no quiere ni oír hablar de sanciones. De ahí que este sábado ya comenzó a trazar la hoja de ruta: en tres meses se celebrarán elecciones para elegir una nueva dirección en la federación de atletismo, cuyo presidente, Vadim Zelichenok, ya ha puesto el cargo sobre la mesa.

LA COLABORACIÓN

Asimismo, el Comité Olímpico Ruso (COR) se aprestó a colaborar y aceptar todos los dictámenes que lleguen desde Lausana, ya sean a través de la AMA o del COI (Comité Olímpico Internacional). Moscú ya ha comunicado que cumplirá las medidas que le imponga la comisión que creará la IAAF para supervisar los cambios en la política de la federación rusa; un equipo de especialistas que estará dirigido por Rune Andersen, un experto noruego en la lucha antidopaje. Con su laboratorio cerrado, la federación de atletismo suspendida y la agencia antidopaje en riesgo, la situación deportiva en Rusia es crítica.