Me permitirán que no hable del Mallorca - Córdoba. Total, si dicen que lo único importante es la primera página, resultado y ficha, o la última, clasificación. Porque vamos de pena.

Cuando vas de pena nadie mira más allá, solo importa sobrevivir. Para sobrevivir se sacrifica todo. La diversión, el buen gusto... Y parece que da igual el camino.

El camino nunca debería dar igual.

Hay dos formas de ir a Fuente Obejuna. Como lo hice en diciembre: Saliendo temprano y llegando minutos antes de que anocheciera (no llevo luz en la bici). O como lo hice ayer. Misma hora de salida, llegada a mediodía.

El resultado es el mismo, sí. He llegado a Fuente Obejuna.

La diferencia es que en diciembre me paré en un bar de Villaviciosa, comí en Villanueva del Rey, entré en Doña Rama y anduve durante cuatro kilómetros por una carretera entre dehesas con un hombre que paseaba por las afueras de Fuente Obejuna. Hice 24 fotos y apunté tres direcciones.

Ayer no llevé cámara, cogí el desvío a la entrada de Villaviciosa, comí sobre la bici, no subí a Doña Rama y no me paré en Fuente Obejuna. Por supuesto, ni direcciones ni conversaciones. Miento. Dos conversaciones.

12:45 horas.

- ¡Hola!

- ¡Hola!

- ¡Me pillas con la boca llena!

13:30 horas.

- ¿Quieres agua?

- ¡Gracias, tengo!

- ¿Quieres arroz?

- ¡Gracias, pero ya estoy llegando!

Ya ven, las dos veces llegué a Fuente Obejuna y nada tienen que ver.

Rechazar un encuentro en un viaje es algo así como un gol en propia puerta.Renunciar a la parada simplemente por llegar antes es no explotar el viaje.

Esta Liga no la estamos explotando. Llegaremos a la meta -perdón, a la segunda meta, que la primera hubo que modificarla por incapacidad-, pero nadie se acordará del trayecto.

Nadie.

Caer en el olvido en lo más triste que le puede pasar a alguien.

Dentro de unos años prácticamente ninguno de estos jugadores será recordado. No habrá fotografías, no habrá nada que contar ni de lo que enorgullecerse.

No quisieron pararse y serán olvidados.

Cada vez que escucho a alguien decir «da igual cómo» me echo a temblar. Pobrecito.

Ayer vi la fachada del bar de Villaviciosa, pasé ante el porche donde comí en Villanueva del Rey, vi los tejados de Doña Rama, la dehesa de Fuente Obejuna... Vi todo eso, recordé, y aún así no quise pararme. Tenía prisa.

Hay que ser imbécil para vivir con prisa, pensando solo en llegar. Me da igual que la situación sea crítica, como dicen. Las formas importan, claro que importan. De hecho, son lo más importante.