Jerónimo Montes García-Navas había dictaminado cinco minutos de prolongación entre la desesperación de la grada, los banquillos y hasta la de algunos jugadores, sobre todo del Córdoba CF. En el 94:59 botaba Javi Flores el saque de esquina, desde el rincón entre preferencia y fondo norte. Saltaba Fidel Escobar junto a un rival, pero el panameño ganó altura y logró impactar con la testa. El esférico tocó en el pecho de uno de amarillo, pero el defensa blanquiverde reclamó penalti. Dio igual, porque el balón cayó en el pie de Miguel de las Cuevas, que andaba allí agazapado, apenas la empujó, casi ni golpeó. Manejó la derecha de tal modo que coló el balón entre las piernas de Christian, última frontera entre la angustia y la explosión de alegría, último muro de un Cádiz B que, a tenor de su pasó por El Arcángel puede catalogársele de cualquier manera, menos de filial. Intentó mostrar oficio y, cuando ya esa aparente picardía no fue suficiente, se marchó directamente al descaro. En el segundo acto hubo más de una docena de interrupciones entre cambios, caídas de los amarillos, protestas del banquillo... Definitivamente, el Cádiz B pasó por el coliseo ribereño como un equipo que no quiso jugar al fútbol, lo que hace aún más llamativa su condición de filial.

Tanto ese final de éxtasis como el planteamiento -por llamarlo de alguna manera- del adversario no pueden ocultar el camino, muy largo, que aún le queda por recorrer a este Córdoba CF. Porque a pesar del previsible cambio de esquema y de detalles positivos que se detallarán, este Córdoba CF de Enrique Martín aún no ha arrancado.

El navarro dejó cuatro atrás con Fidel y Djetei en el centro y Cámara y Álvaro en los costados. Por delante, un doble pivote con Xavi Molina y José Antonio González. Con Owusu en punta, dispuso de una línea de tres con Zelu, Javi Flores y De las Cuevas. De un plumazo, Enrique Martín eliminó el esquema impuesto durnate 15 partidos, contanto pretemporada, dejó en la grada a uno de los tres indiscutibles que habían jugado todo, Imanol García, sentó en el banquillo al otro, Fernández, y solo dejó con el pleno de minutos a su portero, Isaac Becerra, que sigue generando dudas en los balones aéreos, sobre todo los laterales.

Lo más destacado que hizo el Cádiz B en el primer acto fue un amago de contragolpe aprovechando un error de Djetei, pero Fidel Escobar anduvo atento.

Pero es que el Córdoba CF no estuvo mucho mejor. Una contra de Zelu finalizada por De las Cuevas, que se estrelló en Christian (min. 10), un gol anulado a Xavi Molina por un supuesto fuera de juego de Owusu (min. 21) y otra acción de Zelu finalizada también por De las Cuevas (min. 34). Pare usted de contar. Tan poquito dio en ataque este Córdoba CF que podría pensarse que, simplemente, moría en el borde del área, que jugaba, tocaba y combinaba, para ir a morir en el momento de la verdad: el gol. Pues no. El Córdoba CF no tuvo nunca un camino claro hacia la portería de Christian, por lo que era justificado el miedo al segundo acto.

Pero lejos de dar un paso adelante, el Cádiz B lo dio atrás, demostrando que no daba más de sí y, en cierta manera, poniendo en un problema a los dueños del campo. Había que poner fútbol, porque el visitante no iba a poner ni intención de ganar.

Al menos en eso, en lo que es intención, el Córdoba CF mostró más nada más salir de vestuarios. Un disparo cruzado de Zelu (min. 50), una de las muchas acciones de Owusu, más de fuego artificial que de artillería real (min. 53) y, sobre todo, un gran centro de Zelu al que no llegó Javi Flores por escasos centímetros con la portería toda para él (min. 55). Martín dio entrada a Novaes por Zelu y en ese momento ya había comenzado el recital cadista de pérdidas de tiempo. Entró el encuentro en una fase valle gracias a las constantes interrupciones, buscadas estratégicamente tras alguna acción de los blanquiverdes, que no terminaban ni de dar continuidad al juego y relacionar este con ocasiones claras, ni de encontrar un camino claro hacia la portería amarilla.

Quizás no tuvo nada que ver, pero sí fue el gesto definitivo que hizo empujar al Córdoba CF al Cádiz B hasta encerrarlo en su área. Un balón suelto que cogió Lino en el área blanquiverde fue cortado por Raúl Cámara. Lo cierto es que pareció penalti, pero el colegiado madrileño, al igual que en otra jugada anterior de De las Cuevas en el área cadista o con la segunda amarilla perdonada a Iván Robles, miró para otro lado.

Unos minutos después de la polémica, un centro de Fernández era cabeceado por De las Cuevas, que se topó con el larguero. El Córdoba CF percutía más por la derecha de su ataque, zurda de la defensa cadista, para buscar continuos centros de Fernández, internadas en área de De las Cuevas o, incluso, intentar filtrar pases a Gabriel Novaes.

Todo fue en vano. Uno, el Cádiz B, no quería jugar, no quiso prácticamente durante todo el encuentro. Y otro, el Córdoba CF, buscó los caminos por su cuenta, en la mayoría de las ocasiones sin una idea clara de por dónde debía meter mano a un adversario que se había convertido en un marmolillo, metido en su área y mirando constantemente el reloj. Le quedó un último camino a los locales, percutiendo una y otra vez por la derecha, ya que Owusu estaba demasiado vigilado. Y de ahí surgió el saque de esquina que puso en juego Javi Flores, el remate de cabeza de Fidel Escobar que golpeó en un adversario y, mientras que reclamaba penalti, De las Cuevas se puso la capa de superhéroe para rescatar a un Córdoba CF que se llevó el triunfo a base de corazón.