Rafael, más de 50 años de cordobesismo

El socio número 45 del Córdoba tiene 63 años de edad y lleva desde 1967 siguiendo a su club.

Rafael Jiménez, de 63 años de edad, acudirá esta noche a El Arcángel, un lugar que ha pisado casi tanto como su propia casa. Y es que este farmacéutico jubilado lleva sacando de forma ininterrumpida su carnet desde el año 1967, «cuando entre las propinas y los encargos pude ahorrar las 15 pesetas mensuales que por aquel entonces valía ir al Córdoba». Ya es el socio número 45, y reitera que recordemos que es miembro del Ateneo Deportivo Cordobesista 1954. A lo largo de más de 50 años de socio, Rafael ha vivido muchas amarguras y sinsabores, pero también enormes alegrías. Nos cuenta que recuerda como si fuera ayer cuando «en la época de Tercera iba con un Renault Gordini por Lucena, Puente Genil, Cabra»…Luego llegó el tiempo de las promociones, «desde Pontevedra con el 2-0 al 2-2, al ascenso en Huesca, donde estuve. También en el ascenso en Cartagena». De las jornadas más aciagas, la de Ferrol, «un viaje de 24 horas en carretera, ida y vuelta, después de perder por 5-0». Y guarda con gran cariño en su memoria la eliminatoria copera en la que se desbancó a la Real Sociedad, y en la que estuvo «en aquel autocar que se averió. Pero después el presidente nos pagó a los afectados un viaje para ver al equipo en el campo del Barcelona». Pero sin duda, su historia más curiosa fue la del asiento de plástico en propiedad, «1.700 pesetas de los años 80 que los socios que quisimos pasarnos a la Tribuna abonamos al Córdoba, ya que el resto del estadio era de gradas de cemento». Guarda con orgullo el recibo de su asiento, y sueña con volver a vivir grandes noches en El Arcángel.

Más años de abonada que de vida

La hija de Tamara, Ainhoa, tiene tres años de edad y cuenta ya cuatro carnets con el Córdoba.

Tamara lleva «toda la vida, desde que tengo recuerdo», yendo a El Arcángel para ver a su Córdoba. Habla del club como de un familiar, y como tal lo trata. Así, ha inoculado el sentimiento blanquiverde (nombre, por cierto, de la peña a la que pertenecen) a toda la familia. Su hija mayor, Ainhoa, cuenta más abonos del Córdoba que años de edad. «Como nació en verano, le sacamos el carnet nada más registrarla. Entonces, por esa casualidad, cuenta más abonos que años de edad». El pequeño se llama Aritz, y su nombre también guarda relación con el club cordobesista. «Se lo pusimos por López Garai, el exjugador». Apenas tiene meses de edad, y su padre, Antonio, espera que su nacimiento traiga tanta suerte como el de Ainhoa. Con la pequeña vino bajo el brazo un ascenso a Primera, y de Aritz esperan que venga la salvación en Segunda. El padre, Antonio, lleva seis años de abonado, y reconoce, entre dientes, que cuando empezó lo hizo por su mujer, aunque ahora renueva con mucho gusto. Destaca en esta pintoresca familia Ainhoa, engalanada con la camiseta, la bandera y la bufanda del Córdoba para la realización de esta entrevista. Cuando el fotógrafo deja de mirarla, comienza a bailar al son del himno del Córdoba. «Se lo sabe enterito, y muchas veces las cámaras de televisión la sacan cuando lo entona en el campo. También te puede decir de corrillo la alineación entera». Con tanto fichaje, la pequeña cordobesista deberá memorizar algunos nombres nuevos. El de Reyes ya se lo sabe. «Le saludó en la presentación y rápidamente se lo aprendió». Hoy, los cuatro estarán en El Arcángel.