José María Gutiérrez era el deseado. No ya hace un mes, sino la pasada temporada, cuando con Oltra camino del cadalso, el máximo accionista insistía en que el ex internacional y entrenador del Real Madrid juvenil tenía que ser el relevo del hoy técnico del Granada. Emilio Vega era el director deportivo. Un director deportivo con más margen de trabajo que Álex Gómez -no tiene ninguno- pero menos, mucho menos, de lo que debería tener un director deportivo en un club profesional. Sí, caben las dos cosas. A Emilio Vega no le dejaron trabajar y en lo poco que le dejaron, el de Bembibre tuvo más errores que aciertos. Vega respondió al máximo accionista directamente: si quiere a Guti, llámelo usted. Yo no lo voy a hacer. Y puso sobre la mesa, no lo olviden, el nombre de Rubén Baraja, representado por García Quilón, que no es precisamente amigo íntimo del máximo accionista del Córdoba.

José María Gutiérrez volvió a ser el deseado hace más de un mes. Y mientras se ponía en marcha la maquinaria telefónica desde Huelva para una segunda línea de opciones, la línea principal, la que posee tarifa plana y llega a todos los rincones del mundo con su iphone, activó su contacto chiringuitero para acercarse al tacón de Dios. Guti, a pesar de que tenía algunos contactos con clubs de Primera (y de que podría promocionar al Castilla en sustitución de Solari), no dejó la opción en saco roto. Guti respondió que no por los mismos motivos que sabe usted o cualquier aficionado que siga la actualidad del Córdoba día a día. Esa respuesta negativa ya la sabían todos los que estaban en el palco del José Zorrilla tras el 4-1, rematada con aquel blues del autobús. Entre la segunda línea había quien se dejaba querer, potenciales síes al banquillo del Córdoba, pero la fetén tenía que salir de la primera. De esa segunda línea aparecieron nombres como Sergi Barjuán, pero el ex del Recreativo y del Mallorca, como en diciembre pasado, volvió a comentar que al equipo le hacen falta refuerzos. Y no pocos. «¿Refuerzos a esta plantilla? No vale. Si lo sabré yo, que en julio ya tenía a todos fichados para que se pudiera trabajar bien con ellos. Y sin necesidad de tener que pelearme con ningún director deportivo. Ni pagarle. Nada, que no vale...» por ahora.

Mientras tanto, el circo debe ser alimentado para tapar lo imposible. La última acción censurable contra Luis Carrión. El club comunica que no entrenará a la plantilla. ¿Ha sido destituido? ¿Está negociando? ¿Está reunido para ver si sigue o no? ¿Está en el dentista? El club responde que lo único que puede decir es que no entrenará. Semanas y meses de entrenamientos a puerta cerrada sin explicación alguna y, para una vez que es conveniente hacerlo, se opta por no cambiar el plan y dañar aún más la deterioriada imagen del catalán. Como se dijo tras el encuentro del domingo: criticar, censurar y pedir su marcha sí, faltar y vejar gratuitamente como hizo la grada de animación y el propio club, ayer por la mañana, no... Mientras tanto, las pistas del circo debían ir abriéndose. Todas a la vez. Uno de los nombres filtrados por el club fue, nada menos, que el de Javier Clemente, al que incluso por teléfono se le apreció la cara de incredulidad. El vasco respondió que no sabía «nada» del Córdoba. Juan Merino es otra opción, dentro de la segunda línea, la proveniente de Huelva. Aunque esta alternativa (cuando veas las barbas de tu vecino cortar...) ya no habla de refuerzos. A pelo. José Ramón Sandoval o Toril no son santos de la devoción del dueño del iphone. De hecho, siempre ha hablado públicamente de lo que les parece profesionalmente. Pero bueno, ya se sabe, la «gente de fútbol» es así, ¿no? Hoy se habla mal y mañana... Mañana vuelve el equipo al entrenamiento sin un técnico definido.

Desde Gijón dicen que el Pitu Abelardo está esperando las opciones que tiene en el Dépor en caso de que Pepe Mel sea destituido y que también tiene alguna otra opción en Primera, pero del Córdoba, «nada», como Clemente, o «poquito». Aunque estaría bien su hipotética llegada tan sólo por una foto. Tras criarse en Mareo y trabajar allí, tras años en La Masía, la imagen del asturiano llegando al Camino de Carbonell dejando atrás al poblado rumano, viendo el color pajizo de los campos de entrenamiento y sin agua caliente, el gesto del ex del Sporting valdría para portada a cuatro columnas, como mínimo. Aunque igual todo es un plan trazado previamente, ya que desde el club se anunció que próximamente sería el año «de las infraestructuras». Por ahora nos conformaríamos con que la wifi de El Arcángel funcione. Por cierto, hablando de campos: cuidado con el de El Arcángel. Si no, que le pregunten a algún jugador.

No quedan más nombres por ahora, pero no desesperen, el circo siempre guarda la gran sorpresa para el final. Rubén Baraja parece abierto a aceptar el ofrecimiento y ayer estaba cerca. Normalmente, el ex internacional viaja con equipaje: su hermano Javier como segundo técnico y Manuel Poblaciones como preparador físico. Igual debe hacer un Ryanair y reducir la maleta, ya que llegaría a un club en el que algún miembro del equipo técnico, en los dos últimos años, no ha llegado ni a mileurista.

Incluso llegó a haber rumores de que no se descartaba la continuidad de Carrión en un club que es el 13º inversor de Segunda pero con una plantilla hecha por su máximo accionista aspira a disputar el ascenso, porque «inversión no es sinónimo de éxito deportivo». Incomprensible: ¿qué es lo que podía salir mal?