Hace años, cuando la etapa anterior a la actual dirigencia del Córdoba iniciaba su declive, allá por el 2016 -creo recordar-, se explicaba en demasiadas ocasiones, casi partido tras partido, que lo peor que puede hacer un club es llegar a perderle el respeto al fútbol, a la propia competición. Porque el fútbol te lo devuelve todo. Más tarde o más temprano, aquello que hayas ejecutado bien te será recompensado y, más pronto que tarde, aquello en lo que metas la pata te será devuelto con su correspondiente «regalito». En raras ocasiones la competición se queda con algo que sea tuyo, sea bueno o no, de ahí que este Córdoba, que ha hecho bastantes cosas mal en lo que se lleva de Liga e incluso antes de iniciarse esta se encuentre recibiendo, simple y llanamente, lo que le corresponde.

El conjunto blanquiverde arrancó ayer un punto en el Ramón de Carranza ante un candidato a las eliminatorias de ascenso que no lo pareció, y mal precedente sentaría la entidad cordobesista si atribuyera el puntito a esa suerte de camarote de los hermanos Marx en el que convirtió el vestuario del primer equipo el pasado viernes, en algo que no debiera volver a repetirse. Distraídos desde el verano en otras guerras. a este equipo poco se le ha mirado, analizado o criticado durante meses, ya que era más importante mirar a otros aspectos, a errores, dentro del propio club, que los había para dar y para regalar, para iniciar otras batallas que nada tenían que ver ni con el Córdoba (el que baja al verde) ni con el fútbol. Fijarse ahora en esos jugadores igual ya es tarde. Pero me temo que, sobre todo por parte del club, lo del pasado viernes no es sino el primer capítulo de una decisión que estallará en las manos del inventor, más cercano al profesor Bacterio -por sus ocurrencias- que lo que debiera ser un profesional del fútbol.

Mucho se ha criticado aquí -con mayor o menor acierto- a este equipo, a los jugadores, sobre todo tras encuentros, no pocos, en los que se percibía desde fuera una falta de responsabilidad con lo que se jugaba el club, la ciudad. En Cádiz la cosa pudo ir peor o mejor, pero al menos el Córdoba no transmitió esas sensaciones tan negativas en lo que a actitud se refiere. Otra cosa, muy diferente, es el acierto. No es nada nuevo, se lleva repitiendo demasiadas semanas, que a este Córdoba no es necesario ganarle los partidos, sino que ha entregado muchos, demasiados encuentros, sin excesivo esfuerzo por parte del rival de turno, que tan solo debía esperar el regalo o regalos correspondientes. En un partido de menos a más, el equipo de Rafa Navarro logró un punto y hasta pudo llevarse los tres. Pero injusto sería no recordar que alguna decisión de Pérez Pallás benefició a los blanquiverdes. En la segunda parte pudo llevarse el Córdoba los tres puntos y en la primera mitad pudo incluso cerrar el partido un Cádiz que falló demasiado en los últimos metros y al que la suerte (en esos 45 minutos) no le favoreció. Luego, en el segundo acto, Quintanilla y Carlos Abad volvieron a protagonizar una jugada de esas que salen en los zapeos de errores deportivos, Andrés Martín se reivindicó, a sus 19 primaveras, como una figura emergente (para sonrojo de alguno de sus compañeros) y Bodiger se topó con un palo que, si bien podría haber sido un excesivo premio para los blanquiverdes, sí mereció el francés por las actuaciones que viene realizando desde su llegada en enero. Lástima que alguno de los suyos no le acompañen.

Bodiger se lamenta tras errar un tiro a puerta. LOF

Por lo tanto, a este Córdoba que no se ha dejado llevar, que ha arrancado un punto en Cádiz y que ejecutó una segunda parte acorde a lo mínimo que se esperaba de este equipo a lo largo de la temporada hay que reconocerle precisamente eso, lo que siempre se le ha reclamado: competir. Y hartos ya de repetir los continuos y persistentes errores del conjunto blanquiverde habrá que reconocer lo poquito bueno que expuso en esos 45 minutos. Individualmente, Navarro acertó en ese doble pivote con el francés y Luis Muñoz.

El malagueño se desenvuelve bien en esa zona, trabaja con criterio y tiene desparpajo y responsabilidad, pese a su juventud. Con Andrés Martín entre ellos y el nueve de referencia, el Córdoba ganó en consistencia, lo que le puede dar pie al de Ciudad Jardín a acometer un segundo desarrollo: en las bandas tiene otra tarea nada fácil e igual en alguna de ellas deberá recurrir al doble lateral, visto el rendimiento de alguno. Piovaccari regresó a su cita con el gol, aunque en trabajo sigue quedando lejos de José Ángel Carrillo, mientras que Fernández mantuvo siempre el tipo y sigue confirmando su recuperación en el último mes, salvo algún pequeño lunar. Al técnico blanquiverde le queda lo más complicado, más allá de la zona de salvación que parece, si no inalcanzable, sí difícilmente conquistable: actuar en consecuencia con las actuaciones individuales de unos y otros. Si persiste en premiar con titularidades actuaciones individualistas sin ningún fruto o ausencias eternas durante un encuentro para solo aparecer un par de minutos no estará siendo justo con los que sí han demostrado que no solo quieren, sino que pueden. Luego, el resultado dependerá del acierto, pero al menos sí estarán sobre el verde los once que se lo han ganado. Tengan más o menos calidad -siempre teórica, nunca puesta al servicio del equipo y jamás con trabajo sin balón que aportar al colectivo- que los que ahora disfrutan de la foto antes del pitido inicial sin méritos aparentes.

Un punto, el de Cádiz, que debería servir para ganar algunos creyentes si se actúa en consecuencia, porque a este equipo, al igual que al club, no le valen las palabras. Sino los hechos.

- Ficha técnica:

1 - Cádiz: Cifuentes; Correa, Marcos Mauro (Rennella, m.69), Kecojevic, Espino; José Mari, Ramos, Salvi, Jairo; Querol (Álex Fernández, m.55) y Lekic (Jovanovic, m.72).

1 - Córdoba: Abad; Fernández, Miguel Flaño, Quintanilla, Menéndez; Muñoz, Bodiger, De las Cuevas (Aguado, m.76), Martín (Alfaro, m.85), Jaime; y Piovaccari (Manzambi, m.85).

Goles: 1-0, M.59: Kecojevic. 1-1, M.65: Piovaccari.

Árbitro: David Pérez Pallas (Comité Gallego). Amonestó a los locales Cifuentes, José Mari y Kecojevic.

Incidencias: Partido de la trigésima primera jornada de LaLiga 1/2/3 disputado en el estadio Ramón de Carranza ante 13.615 espectadores.