FECHA: 5 de enero de 2015.

LUGAR: Estadio Municipal El Arcángel.

PARTIDO: Córdoba CF - Granada CF (2-0, jornada 17 del campeonato de Liga de Primera División).

LA SITUACIÓN

El Córdoba no iba bien, pero tampoco estaba desahuciado. Llevaba una victoria -en San Mamés ante el Athletic- y ocho empates en 16 jornadas, en el año de su retorno a Primera. Ya había despedido al técnico del ascenso, Chapi Ferrer, y reclutado a Djukic para enderezar el rumbo de un equipo que nunca llegó a serlo de verdad. El técnico serbio tomó algunas medidas para revitalizar al grupo, al que le costaba la vida hacer goles. Le puso la cruz al japonés Mike Havenaar, todo un pufo -uno más de los que llegaron-, y reclutó desde el filial a un chaval rumano que había llegado en verano con la carta de libertad del Villarreal tras haber pasado por el Atlético Baleares de Segunda B. El club ni siquiera le presentó oficialmente. Era Florin Andone.

¿QUÉ OCURRIÓ?

Florin era la gran novedad en el once de Djukic ante el Granada de Caparrós, que no iba mucho mejor que los blanquiverdes. Los locales alinearon a Juan Carlos, Campabadal, Deivid, Pantic, Crespo, Fede Cartabia, Rossi, Ekeng, Fede Vico, Nabil Ghilas y Andone, cuya pasión sobre la cancha contrastaba con la languidez de algunos compañeros. La afición conectó rápidamente con ese estilo racial del rumano, que iba a todas.

El argelino Ghilas abrió el marcador a los 16 minutos y creó una expectativa real de triunfo que selló Andone a falta de un minuto para el descanso, tras remachar en carrera un centro desde la derecha. Se puede suponer el nivel de la arenga de Djukic en el vestuario por el desempeño tras el intermedio. Defendieron desde arriba, y Florin el primero. A falta de diez minutos, vaciado, fue sustituido por Xisco y se llevó su primera gran ovación. Había hecho historia. El Arcángel llevaba exactamente 42 años y siete meses sin ver ganar a su equipo en un partido de Primera. Aquella noche de Reyes se llevó una alegría que no se volvió a repetir más.

¿QUÉ PASÓ DESPUÉS?

El Córdoba y Florin siguieron trayectorias inversas. El equipo acabó la primera vuelta en decimocuarta posición con 18 puntos y dos de margen sobre la zona roja, pero todo se fue al traste de un modo dramático. Una racha nefasta en la segunda vuelta, con solo dos empates en 19 partidos, llevó al club al descenso a Segunda como colista con solo 20 puntos. La desbandada fue absoluta, pero Florin se quedó para buscar el retorno a la élite. Y puso su parte. Marcó 21 goles, alcanzó la internacionalidad absoluta con Rumanía y se convirtió en pieza codiciada. El Córdoba, con Oltra al mando, disputó el play off ante el Girona y cayó en la prórroga en Montilivi. Florin no estaba ahí. Fue concentrado con el combinado de su país para la Eurocopa.

El Córdoba lo renovó para venderlo al Deportivo de la Coruña por más de 4 millones de euros, en el mayor traspaso de la historia blanquiverde. Tras dos años en Primera, el delantero fichó por el Brighton inglés y esta temporada la está jugando como cedido en el Galatasaray turco, con el que ha disputado la Champions League. El club en el que lanzó su carrera está ahora en Segunda B.