Como no podía ser de otra forma en la ciudad califal, dos Rafaeles, Mesa e Hinojosa, se disputaron el honor de ser el primer abonado que renueva su carnet con el Córdoba CF para la próxima temporada 2020/21. Guardando cola desde las siete de la mañana, Rafael Mesa y su hijo, Mesa Jr, le ganaron por la mano a un histórico de los madrugones blanquiverdes, Rafael Hinojosa, que pedía insistentemente al fotógrafo que inmortalizara el momento. Otra foto para el recuerdo. Las debe coleccionar como dignas medallas a su cordobesismo. Y es que tiene mérito aguantar las altas temperaturas reinantes en la ciudad para conseguir el carnet de una campaña que, en el mejor de los casos, podrá empezar a degustarse dentro de El Arcángel allá por el mes de octubre. Pero la pasión no entiende de esas minucias.

Rafael Hinojosa es un fiel seguidor del Córdoba, muy conocido por sus 'madrugones blanquiverdes'. / SÁNCHEZ MORENO

Los primeros en renovar su pasión suelen ser los más fieles. Luego, conforme avanza la mañana, se acercan distintas personas, desde el empleado de Mercacórdoba que aprovecha el parón del bocadillo para ver si le renuevan sin cita previa -este año no se dan números en persona, por aquello del coronavirus- hasta el funcionario que estira su hora del desayuno para sacar su abono.

Pero posiblemente no haya socio más fiel que Rafael Mesa. El primero en renovar. Su vida es muy curiosa. Se ha empapado de las tácticas ante la prensa de los futbolistas y rara vez responde a la pregunta que se le formula. Eso sí, hace un repaso sucinto de la historia de la ciudad. Porque Rafael Mesa es abonado del Córdoba “desde antes de que cerraran la playa que había en el río, que traían los camiones llenos de arena y había chiringuitos”. Tal es su veterana pasión, que no duda, delante de su hijo, en decir, obviamente en tono irónico: “Prefiero que se muera un hijo mío antes de que se resfríe un jugador del Córdoba”.

Las colas se guardan este año en las cocheras para protegerse del calor. / SÁNCHEZ MORENO

Templando más el juego y bajando la pelota al suelo, el Noni, como le conocen sus amigos y compañeros de grada, ya está por debajo de la franja de los 1.000 más fieles. Con el número 900, también hizo cola antes de la apertura de las taquillas de El Arcángel. “Todos los años el proyecto es bueno, a ver si este año lo hacen realidad, que sea mejor que el del año pasado”. Puro realismo cordobesista.

Aunque este club colecciona fracasos, parece que muchos de los socios y aficionados acrecientan su simpatía y amor por los colores con cada estocada. “Yo tengo mi Footters y por allí lo veremos si no podemos entrar. Pero bueno, ya tengo mi carnet del coronavirus”. ¿Y también del ascenso? “Ya veremos, pero como nos quedemos otro año más el año que viene será mucho más difícil subir”.

Rafael Mesa, el primero en renovar su abono para la campaña 2020/21. / SÁNCHEZ MORENO

En la primera mañana de la renovación de abonos la cosa iba de primogénitos que repiten el nombre del padre. Así, a un joven Antonio le seguía su pequeño Antonio Jr. Ambos accedieron por las cocheras del estadio y guardaron su rigurosa cola. Pero solo pudo subir el primero, cosas de la emergencia sanitaria. Toda precaución es poca. En la puerta de acceso desde las cocheras a las taquillas un empleado de seguridad informa de que solo se atienden dos carnets por persona. Guardando el metro y medio de seguridad, Antonio Sr explica que “es nuestro tercer año seguido, aunque yo de joven fui socio, así que he retomado la costumbre”. Aunque es consciente de que la temporada se presenta complicada a nivel extradeportivo, “nuestro apoyo lo van a tener y que así podamos salir adelante; cada uno tiene que poner su granito de arena en favor del club”.

Un socio se fotografía con el consejero delegado, González Calvo, en el césped. / SÁNCHEZ MORENO

El club estuvo representado por Javier González Calvo, quien después de atender brevemente a los periodistas pasó al césped de El Arcángel y se fotografió con varios aficionados. Unos hinchas que encontraron su premio a la pasión. Fueron los primeros en acceder al estadio en varios meses y pudieron tocar la hierba y sentirse futbolistas por un día. Allí, en el verde de El Arcángel, todo se torna más sencillo y el eco de los cánticos parece que aún reverbera. El fútbol regresa a la orilla del Guadalquivir.