No, mejor no hablar de él, aunque algunos vuelvan a hacerlo -ni vivían entonces- cuando hace 42 años que no está y lo teníamos más que olvidado. No hay nada como buscar en el absurdo argumentos para justificar lo propio. Porque se sabe que lo propio no tiene salida lógica ni argumental con cierto calado. De él apenas recuerdo sus últimos meses de enfermedad y el Córdoba, hoy, consigue revivir aquellos tiempos últimos. Al menos, por ahora.

A este Córdoba le falta mucho y Juan Merino no podrá aportárselo todo, por más que los seguidores del enfermo quieran convertirlo en el hombre milagro. Con este Córdoba no hay milagros que valgan y sólo un trabajo a destajo le dará la posibilidad, en un tiempo, de que se le ayude desde fuera. Al enfermo, que sigue en la UCI, se le pueden ver algunos pequeños gestos que, los más optimistas o los más sentimentales, pueden transformar en un síntoma claro de mejoría. El Córdoba logró su primer empate de la temporada, sumó un puntito y continúa asimilando conceptos defensivos, de orden, de organización de espacios, de intentar evitar que un simple empujón no se convierta en una fractura de cadera y otra de columna. Porque hasta ahora, a este Córdoba, un simple aire se le transformaba en una neumonía. Transmitió buenas sensaciones a la grada durante media horita y, a pesar de ello, encajó un gol en una de las tres aproximaciones que tuvo el rival. Gracias a que Sergio Aguza se inventó un penalti ocho minutos después pudo equilibrar el electrónico y luego, en la segunda parte, hubo miedo, mucho miedo. E incapacidad.

Es cierto que defensivamente este Córdoba es el equipo más blando de la categoría pero si continúa por el camino que ha comenzado a andar tendrá muy complicado aspirar a ganar los partidos. De ser incapaz de discutir los choques, como ocurrió en las primeras 10 jornadas, a no poder pasar del puntito. Y con empates no se salva la categoría, verdadero objetivo del conjunto blanquiverde en esta temporada, por más que haya sido un verano más de «dónde está la bolita».

Si observan bien el encuentro, comprobarán que el Córdoba de Merino ha mejorado por dentro. Llegarán a la conclusión de que los centrales están mejor, de que los mediocentros son más estables y consistentes e incluso que uno o los dos delanteros no están mal del todo. Es indiscutible esa imagen, pero también lo es que esto llega porque este Córdoba juega muy arropadito, muy tapado, por detrás de la línea de balón los 11 jugadores, con los delanteros en el círculo del centro del campo. De ahí que el rival tenga que hacer bastante para generar, de manera constante, juego de ataque. El problema, como se comprobó en El Arcángel, ante el Numancia, es que siempre se está expuesto -y más con este plantel- a un desajuste, a un error individual, a una llegada tardía... El Numancia, con muy poco, le hizo el primer gol de la tarde al Córdoba pasada la primera media hora de juego. Un Numancia que llegaba con tres centrales y dos carrileros, que defendía en estático con cinco, con escaso fútbol por dentro y centrado en los dos hermanos Valcarce (sobre todo Pablo) y en Manu. Con eso, los sorianos se adelantaron en el marcador ante un equipo que tiene su premisa en no recibir goles.

Gracias a que Sergio Aguza se sacó de la chistera un penalti que transformó Jona, el marcador volvió a equilibrarse justo antes del descanso, por lo que los muebles estaban salvados. Habría que remarcar en ese primer acto a Javi Galán, que aunque insistió por su banda, también dejó la sensación de que la colocación de Marc Mateu como carrilero debió ser más y mejor aprovechada no sólo por parte de él, sino por parte del equipo, en general.

Es uno de tantos síntomas por los que se concluye que el barco continúa teniendo numerosas vías. En Oviedo, el Córdoba tiró la línea de defensa unos metros por delante de lo que lo hizo ayer, en la segunda mitad, contra el Numancia, cuando jugaba en El Arcángel y tenía 45 minutos por delante para llevarse los tres. Se mostró el de Merino como un equipo corto, sí, pero en área propia además, por lo que llegar a las inmediaciones de Aitor se convirtió en una entelequia. Tras una jugada a balón parado, Guardiola se topó con el poste en una acción que partía, en realidad, de un saque de esquina. También hubo un remate de cabeza de Jona (min. 60)... Y poco más. El resto de ese segundo acto se convirtió en un amago contínuo, tanto por parte del Numancia -lógico-, como por el lado blanquiverde -algo menos comprensible-. De hecho, el linense se atrevió a hacer sus tres cambios en los 10 últimos minutos, mensaje clarísimo de que el punto era bueno para él.

Por su parte, al Numancia le salió, casi calcado, el partido que buscaba Jagoba Arrasate. Con algunas bajas y necesitado de volver a la senda de los puntos, no sólo se adelantó en el marcador, sino que tuvo otras dos o tres opciones para llevarse los tres puntos. De hecho, una de ellas fue la más clara del encuentro, a tres minutos del final y fue Kieszek el que libró a los suyos de la derrota a disparo de Luis Valcarce.

Es lógico que se quieran tapar las vías, muchas, que tiene este Córdoba en el aspecto defensivo, pero también es legítimo recordar que sin victorias no hay objetivo posible. En el primer apartado, aun transmitiendo unas sensaciones correctas, no estuvieron al nivel de la primera hora en Oviedo. En cuanto a las segundas, habrá que trazar un plan para buscar la portería rival e intentar, de verdad, ganar los encuentros. Porque mientras eso no ocurra, y sin triunfos, este enfermo grave que es el Córdoba continuará ingresado en la UVI. Y semana a semana nos limitaremos a ofrecer el parte médico habitual. No da para más.

Ficha técnica:

Córdoba: Kieszek; Fernández, Caro, Joa Afonso, Pinillos; Jaime Romero, Edu Ramos, Sergio Aguza, Javi Galán (Markovic, M.79); Sergi Guardiola (Alfaro, M.88) y Jona (Javi Lara, M.84).

Numancia: Aitor Fernández; Elgezábal, Dani Calvo, Carlos Gutiérrez, Luis Valcarce; Escassi (Diamanka, M.66), Íñigo Pérez (Larrea, M.88); Pablo Valcarce, Pere Milla, Marc Mateu; y Manu del Moral (Guillermo, M.75).

Goles: 0-1, M.33: Manu del Moral. 1-1, Mn.41: Jona.

Árbitro: Isidro Díaz de Mera Escuderos (Colegio Castellano-Manchego). Amonestó a los locales Sergi Guardiola y Fernández y a los visitantes Carlos Gutiérrez, Pere Milla y Luis Valcarce.

Incidencias: Partido de la duodécima jornada de Segunda disputado en el estadio El Arcángel, con terreno de juego en buenas condiciones y ante 8.165 espectadores.