Hace justamente dos semanas, la mañana del último día del mercado invernal de fichajes, empleados del club, con el presidente a la cabeza, esperaban al equipo con una pancarta que rezaba: «Es tiempo de unión».

No hubo pocas críticas al gesto, sobre todo porque el mercado de enero pasado ha sido de los más calientes que se recuerdan y no precisamente por la cantidad de llegadas de jugadores, sino por la ausencia de éstas, precisamente. Así, los comentarios de desaprobación fueron generalizados, emplazando muchos aficionados al club a fichar. Tan sólo llegó ese día Aguza por un Borja Domínguez que se marchó al Oviedo y que estrenó titularidad la pasada jornada.

La derrota ante el Huesca y la caída consiguiente a puestos de descenso ha traído un gesto muy contrario al de hace sólo dos semanas. El Córdoba ha decidido cerrar los entrenamientos toda la semana y donde hace unos días se pedía unión, hoy se apuesta por el búnker. Una medida extraña porque generalmente no suele haber muchos aficionados en las sesiones del conjunto blanquiverde. Además, el último entrenamiento no se celebrará en Córdoba, sino en Valencia, según informó ayer el propio club, por lo que en una semana ciertamente difícil para la plantilla y con el complicado encuentro ante el líder, el club ha decidido intentar aislar por completo a los jugadores del exterior.