El éxito del Córdoba CF en la 2020/21 será desde la defensa o no será. Los números blanquiverdes en el último lustro señalan el camino a la entidad blanquiverde, que tiene ante sí, de nuevo, la oportunidad de romper una tendencia iniciada hace ya años y que ningún departamento deportivo, ningún banquillo, ninguna alineación ha logrado romper.

En la temporada 2016/17, el conjunto blanquiverde fue el cuarto más goleado de Segunda División, con 52 goles en 42 jornadas. En la 2017/18 la cosa no fue mejor, ya que terminó siendo el tercer equipo que más goles recibía, 65 tantos en 42 jornadas. Lejos de mejorar, los guarismos empeoraron en la campaña del descenso a Segunda B, la 2018/19, tras recibir nada menos que 79 goles en 42 jornadas y firmando la peor defensa de los 21 equipos (el Reus no finalizó la campaña) de la categoría de plata del fútbol español.

Podría pensarse que en el reseteo que suponía el duro regreso al fútbol de bronce, a la Segunda B, debía mejorar el aspecto defensivo. Pero no fue así. Tuvo una ligera mejoría con respecto a propias actuaciones de años anteriores, algo por otra parte nada complicado de hacer, pero sin salir de la mediocridad. El Córdoba CF, entrenado primero por Enrique Martín y luego por Raúl Agné, recibió 27 goles en las 28 jornadas disputadas, a casi un gol encajado por encuentro y finalizó la Liga viendo cómo seis equipos tenían mejores guarismos defensivos, igualaba en ellos con un filial -Cádiz B- y demostraba que no consiguió esa mejora en la zaga. El líder, Cartagena, recibió casi un 50% menos de goles (19) y el Marbella, segundo, casi un 40% menos (20). En los últimos cuatro años, por lo tanto, el conjunto blanquiverde ha encajado 223 tantos en 153 encuentros de Liga: prácticamente, gol y medio por encuentro. La lógica simple señala que el Córdoba CF ha necesitado en cada partido dos goles de media para superar sus horrorosos números defensivos.

Evidentemente, el trabajo defensivo de un equipo depende, precisamente, de todo el conjunto, del sistema en sí, pero para los nueve entrenadores que ha tenido el Córdoba CF en los últimos cuatro años no ha sido un factor que ayude. Tampoco los inquilinos del banquillo han dispuesto de referencias en la zaga, algún nexo o hilos conductores de temporada a temporada sobre los que prolongar una idea, al menos, en el aspecto defensivo. Hace cuatro años, la defensa-tipo del conjunto blanquiverde estaba conformada por Antoñito, Caro, Rodas y Cisma, con Edu Ramos como mediocentro defensivo. Hace tres, los hombres más utilizados en la primera línea cordobesista eran Fernández, Caro, Joao Afonso y Javi Galán, con Edu Ramos, de nuevo como pivote. Es decir, solo dos hombres, Edu Ramos y Caro, repetían en los cinco puestos. Ya en la siguiente campaña, nuevo terremoto en la zaga, ya que Fernández tuvo incluso menos minutos que Loureiro, que acompañaba a Álex Quintanilla, Luis Muñoz y Javi Galán, con Álex Vallejo como mediocentro defensivo. El extremo pacense reconvertido a lateral voló en el mercado invernal y Quezada tomó su relevo para cerrar una defensa que firmó el descenso a Segunda B. Ya en la categoría de bronce del fútbol español, la zaga tipo fue la conformada por Fernández, Djetei, Fidel y Jesús Álvaro, con Imanol García como mediocentro defensivo. Es decir, 17 nombres diferentes para los cuatro puestos de la defensa en la últimas cuatro campañas. Imposible la continuidad.

Para la 2020/21 el Córdoba CF apenas tiene asegurado un nombre con un rendimiento que merece respaldo: Mohammed Djetei. También tiene tres hombres en el plantel que o bien generan dudas en la actual dirección deportiva blanquiverde o están llamados a ser jugadores de plantilla, como Iván Robles y Xavi Molina, que ocupó espacios en el mediocentro defensivo y en el eje de la zaga, indistintamente, la pasada campaña, pero que en ninguno de los dos puestos está llamado a ser titular, ya que en El Arcángel se busca, precisamente, un relevo a Fidel Escobar y un mediocentro defensivo de nivel. Además, también hay dudas con Jesús Álvaro, al que solo su actual contrato asegura su continuidad, por lo que el central camerunés es la única y primera piedra desde la que reconstruir la zaga blanquiverde. Una reconstrucción que será la quinta en otras tantas temporadas. No será fácil.