En los primeros cinco partidos al frente del Córdoba, Curro Torres sumó seis puntos (una victoria, tres empates y una derrota, la de su debut). Esos cinco adversarios dispararon en total en 53 ocasiones contra la portería de Carlos Abad y solo 12 de esos disparos llegaron entre los tres palos. El equipo encajó solo cinco goles, lo cual se tradujo en puntos, ya que en lo que lleva en el banquillo blanquiverde, con el de Ahlen no ha descendido la producción anotadora. De recibir casi dos goles y medio por encuentro, Torres dejó al Córdoba en un solo gol encajado por partido en sus primeros cinco encuentros.

Sin embargo, en los segundos cinco partidos, justo cuando parecía que el Córdoba terminaría de arrancar, el equipo sumó un solo punto (cuatro derrotas) y encajó el doble de goles: diez. A Carlos Abad le lanzaron prácticamente lo mismo, 52 disparos, pero el éxito que supone que el balón llegue entre los tres palos aumentó un 50%. De los 12 en la primera fase, como se escrito, subió a los 18.

El problema de este Córdoba, uno de los principales, no es tanto la cantidad de disparos que recibe, sino la comodidad con los que se realizan estos, lo cual se traduce en gol en contra.

De hecho, el conjunto blanquiverde no es al equipo que más rematan en la categoría, sino el noveno (259, a una media de 10,19 por partido). Curiosamente, al equipo que más rematan es al Albacete (329, para una media de 13,45) pero los manchegos solo han encajado 21 goles. Tras los de Ramis, el Lugo (286), el Mallorca (285), el Sporting (277), el Nástic (274), el Extremadura (273), el Rayo Majadahonda (268) , el Reus (261) y el Córdoba. Los equipos que menos remates reciben en Segunda son el Cádiz y el Zaragoza (207), con 8,17 disparos de media. Por lo tanto, no es una cuestión de cantidad, sino de calidad. Y tampoco es una cuestión de la defensa, sino de la actitud defensiva de todo el equipo. Mientras que no se impliquen todos los jugadores en el trabajo defensivo, la facilidad para el remate de los adversarios seguirá contrastando con la dificultad de los defensores para evitarlos. Porque este Córdoba es al que más fácil resulta hacerle gol. Cualquier rival sabe que con seis disparos en un partido tiene muchas opciones de hacerle gol. En concreto, 5,75 y los blanquiverdes reciben, de media, 10,19 disparos por encuentro. O el Córdoba reduce estas cifras a niveles de partidos como en Zaragoza (siete disparos, dos entre los tres palos) no tendrá nada que hacer. Lo más dramático de esa falta de actitud defensiva se produjo en Alcorcón: los alfareros dispararon cinco veces y solo dos entre los tres palos, que se tradujeron en sendos goles. O en el último encuentro, ante el Albacete, que disparó 12 veces a puerta y solo cuatro fueron entre los tres palos: tres se transformaron en goles legales, ya que el otro, que lo fue, no subió al marcador.

Si el Córdoba recibe más de 10 disparos en contra por partido y con menos de seis le hacen gol, mucho tendrá que concentrarse para el sábado en Tenerife. El equipo de Oltra firma una media de más de 12 disparos por encuentro (véanse de nuevo los números del Albacete en El Arcángel) y, para colmo, pasa por un buen momento defensivo. Lleva tres jornadas consecutivas dejando su portería a cero, Dani Hernández firma récord positivo en esta temporada, y solo el Elche (2-1 en el Heliodoro) y el Oviedo (1-0 en el Tartiere) consiguieron perforar su portería en lo que se lleva de año. La reconexión del Córdoba de Curro Torres es obligada, tanto por él mismo como por el equipo.