El Córdoba tiene pie y medio en Segunda División B por deméritos propios. Es cierto que es el octavo equipo más goleador de la categoría, con 41 tantos anotados en 35 partidos, pero también es el más goleado. Su cifra de tantos encajados, un total de 67, le impide aspirar a otra cosa que no sea el descenso.

De hecho, los blanquiverdes tienen un ratio de 1,91 tantos recibidos por partido, 16 más que el siguiente en este ranking de nulo prestigio, el Nàstic de Tarragona. Si mantiene ese promedio el Córdoba acabaría la temporada con 80 tantos recibidos, si no mejoran las prestaciones defensivas del equipo en lo que queda por delante.

En las tres ocasiones anteriores que descendió a Segunda B el conjunto cordobesista nunca recibió tantos goles como los que promedia que encajará en esta ocasión. Así, en la temporada 1977/78, se encajaron 46 goles en 38 partidos. Por aquel entonces la Segunda División tenía 20 equipos y 38 jornadas, pero la traslación a una campaña de 42 partidos habría llevado al Córdoba a sumar 46 tantos en contra en su casillero. En la 1982/83 se recibieron 71 goles en 38 partidos, con un ratio de 1,85, algo inferior al de ahora. De haberse disputado 42 jornadas, con ese promedio, la cifra se habría elevado hasta los 78 goles en contra.

Así las cosas, el Córdoba de esta campaña 2018/19 lleva un promedio de goles en contra superior al de sus tres descensos a Segunda B, una cifra que, además, nunca sirvió para mantenerse en Segunda desde que existen las ligas de tres puntos. El equipo que mantuvo su puesto en Segunda con más goles encajados fue el Guadalajara de la 2011/12, que finalizó decimosexto a pesar de haber recibido 75 goles.

De hecho, en la pasada 2017/18, el Córdoba encajó 65 goles. Fue el más goleado, pero recibió en 42 jornadas dos tantos menos de los que lleva en esta en 35 partidos. Unos números que, salvo una remontada aún más heroica que el del año pasado, llevan a este equipo camino de la B.