Son muchos los partidos que los aficionados blanquiverdes tienen guardados en sus retinas. Ya sea porque supusieron un ascenso, el fin a una temporada de pesadilla o un fatídico descenso. Algunos de estos duelos estuvieron protagonizados por el Numancia, cuyo enfrentamientos con el Córdoba en El Arcángel o en Soria supusieron un punto de inflexión en el devenir de la temporada blanquiverde.

En primer lugar, la temporada 2007/08, la del regreso a Segunda División tras dos campañas en el ‘infierno’ de la Segunda B, el Córdoba consiguió una trabajada victoria (3-2) ante un Numancia que venía con los deberes hechos tras conseguir el ascenso a Primera en la jornada anterior. Al jugarse dicho partido en domingo de feria, algunos jugadores rojillos quisieron celebrar dicho éxito en el recinto de El Arenal antes y después del encuentro. El Córdoba encaró una recta final de cinco partidos en la que sumó 10 de 15 puntos posibles que depararon en la agónica permanencia de Anoeta.

Más tarde, en la 2011/12, la del desembarco de Carlos González en la capital cordobesa, el conjunto blanquiverde comandado por Paco Jémez sufrió una estrepitosa derrota en Los Pajaritos por un contundente 5-0 en un campo congelado --haciendo gala del frío soriano--. Esa manita fue el punto culminante del bache cordobesista para dar paso a un ciclo de cuatro jornadas sin perder --tres victorias y un empate-- que depararon en la victoria ante el Hércules por 3-1 en Domingo de Ramos. De este modo se alimentaron las esperanzas de pelear por un ascenso a Primera tras 40 años de duro peregrinaje.

Ese play-off se hizo realidad, pero el Valladolid apartó al Córdoba del camino de la gloria. Aunque sólo se había sembrado la semilla de lo que vendría dos años después.

Tras una temporada 2012/13 en la que se terminó en una discreta 14ª posición con cambio de entrenador incluido, la siguiente campaña sería la de ilusión por hacer real el sueño de la Primera División 42 años después de la última visita. Y el comienzo fue boyante con 10 puntos de 15 posibles. En esa suma de puntos inicial fue clave El Arcángel donde retuvo siete puntos en tres partidos. Una de sus víctimas fue el conjunto soriano, que cayó derrotado por 3-1 en aquel sábado de Via Crucis Magno para auparse a la cuarta posición y potenciar el optimismo entre la afición. Solo los resultados como visitante lastraron su buen rendimiento en casa, cuya primera derrota llegó el 30 de noviembre ante el Barça B.

En esa misma temporada se produciría otro punto de inflexión con el mismo protagonista, en esta ocasión en Soria. El Córdoba llegaba a Los Pajaritos en la 11ª posición tras dos derrotas y un empate y con Luis Carrión como técnico interino, ya que Pablo Villa fue destituido en la jornada anterior. Aquel partido sirvió para agravar aún más la crisis cordobesista, pues el Numancia se tomó la venganza de la ida y derrotó al Córdoba por 3-0. Fue una etapa más de una senda de malos resultados que, ya con ‘Chapi’ Ferrer en el banquillo, llevaron al Córdoba a colocarse dos puntos por encima del descenso. Después vino la victoria en Gijón y el histórico ascenso en Las Palmas.

Tras la pesadilla que supuso la 2014/15 en Primera División, el Córdoba regresaba a la Segunda con la convicción de regresar a la élite. Y el comienzo fue demoledor, sobre todo en El Arcángel, donde el Córdoba solo cedió un empate y una derrota en la primera vuelta. Un triunfo clave se produjo ante el conjunto numantino. Un partido trabado (3-2) que le reportaron tres puntos para situarse colíder de Segunda con Osasuna.

UNA VICTORIA EN 13 VISITAS

Estos precedentes, junto con el cambio de entrenador, invitan a pensar que el cambio de dinámica puede producirse este domingo. De hecho, el Numancia sólo ha conseguido una victoria en 13 visitas al coliseo ribereño. Fue en la temporada 2010/11 y por la mínima (1-2).

Por otra parte, el equipo dirigido por Jagoba Arrasate tiene rachas dispares en su estadio y fuera del mismo. Mientras que ante su afición solo ha cedido una derrota ante el Granada, en sus desplazamientos sólo ha sumado tres empates.