El sobredimensionado departamento de comunicación del Córdoba lanzó hace dos días un vídeo que provocó el lógico enfado de no pocos aficionados. Imágenes motivacionales con mensaje intentando arrancar un mínimo de ilusión. Puede que estuviera justificado o también pudo ser una oportunidad de oro para callar, sobre todo después de lo de Elche. El caso es que no todos encajan una visión de esperanza en el futuro tras sufrir la mediocridad del equipo y conocer que los trabajadores llevan dos meses sin cobrar. Así, no hay mensaje que cale y hasta los más montaraces (del sur) lo han tomado como una ofensa del propio club hacia sus sentimientos. Pitorreo, vamos.

En el Córdoba debían haber entendido hace ya tiempo que no es momento de palabras ni de imágenes, sino de actuaciones. «Cuando los hechos hablan, las palabras no son nada», reza un proverbio africano. Se puede actuar mal o errar en elecciones. Este Córdoba ha fallado, y no poco, en esas elecciones. Y no hablamos solo en lo deportivo. El equipo más importante, no solo en un club, no es el deportivo, sino el que forman las personas que han dirigir los designios de la entidad. Hace unas semanas se explicaba en estas páginas esa división existente en El Arcángel, que va tornándose en zanja a cada semana que transcurre.

Los pagarés de Aguado y Guardiola han viajado en dos meses más que Marco buscando a su madre. Portugal, Gran Bretaña, Estados Unidos, Luxemburgo... Al final, previo paso el lunes por Barcelona con el penúltimo intento fallido en el bolsillo, la solución podría estar a solo 140 kilómetros y aunque ya solo se espere desde El Arcángel hechos y no palabras, no hubieran venido mal algunas de ellas hacia los trabajadores, los que ganan 800, 1.000 o 1.200 euros al mes. Y no, eso no se regatea con cinco minutos de paro y a seguir trabajando como en un club del norte. Al igual que con los futbolistas se valora la relación entre la ficha a pagar y su rendimiento, de algún trabajador que no gana 800 euros al mes, precisamente, también se tendrá que evaluar dicho rendimiento y su cuantiosa factura mensual. Eso, sin olvidar el intento de negociar el asunto de Andrés Martín en las mismas mesas que se hizo -aún no se sabe el motivo- el de Álvaro Aguado y Sergi Guardiola. Y quien debe entender todo esto es quien manda o quien aparece como máximo mandatario del Córdoba. Empezando por no comprometer, entre titulares, subcontratas y colaboraciones 150.000 euros en un departamento que costará casi lo mismo que todos los cuerpos técnicos deportivos de la entidad. Es tiempo para los hechos y los relojes siguen corriendo.