Más allá de los destellos mediáticos que arrastraron el fichaje de José Antonio Reyes hubo otra llegada en el mercado invernal que llamó la atención. Juanjo Narváez dejó el Betis, con alguna reticencia por parte de Quique Setién, para recalar en el conjunto blanquiverde, hundido en la tabla clasificatoria. La calidad del colombiano es indiscutible, de ahí que no pocos pensaran que podía aspirar a otro equipo de más peso dentro de la categoría de plata. Sin embargo, el mediapunta estaba comprometido con el nuevo equipo que debía desembarcar en el Córdoba de la mano de Jesús León. Y cumplió su palabra.

Desde el inicio ha dejado detalles de su calidad y quizás la demostración numérica de que un hombre como el colombiano ha de ser diferencial para la consecución de la permanencia sea el gol anotado el pasado domingo ante el Alcorcón. Arrancando desde la izquierda, Narváez evitó a dos rivales y desde la frontal lanzó un derechazo ajustado al palo largo que hizo inútil la estirada de Casto.

Un gol vital no sólo porque suponía la nueva igualada en el electrónico, sino por evitar la bajada de brazos blanquiverde.

El primero lo anotó contra el Barcelona B, un gol de jugador listo en el área, revolviéndose tras un intento de Sergi Guardiola.

Además, ese tanto en Alcorcón dejó un dato que no hay que menospreciar: Juanjo Narváez lleva dos goles con la camiseta blanquiverde en los 268 minutos que ha estado sobre el césped, es decir, un tanto cada partido y medio. A pesar de ser un recién llegado y de tener que adaptarse a sus nuevos compañeros en un tiempo récord, Narváez lleva un promedio goleador sensiblemente mejor que al actual pichichi del Córdoba, Sergi Guardiola. El jumillano necesitó 315 minutos, 47 más que Narváez, para firmar ese segundo tanto con la camiseta blanquiverde. En sus primeros cinco encuentros el colombiano fue titular en tres encuentros y suplente en dos, mientras que el jumillano fue titular en dos, suplente en otros dos y no salió del banquillo en otro. El arranque goleador de Narváez es otro detalle para la ilusión.