Esa coletilla, utilizada por el personaje Hanibbal Smith de la serie El equipo A, define perfectamente el partido del Córdoba en Tenerife, el pasado sábado.

El plan trazado por Curro Torres en la pizarra se ejecutó de forma notable en el campo, en especial en el aspecto defensivo. El sistema de tres centrales y dos carrileros que naufragó en la segunda parte ante el Albacete no hizo aguas en el Heliodoro Rodríguez López, entre otras cosas porque el de Ahlen acertó en los cambios, introduciendo a Blati Touré y Jaime Romero cuando más lo necesitaba el equipo, en los minutos 62 y 65.

Sinfonía defensiva

La sinfonía tocada por Chus Herrero, Miguel Flaño y Luis Muñoz sonó a la perfección. El central zaragozano no solo estuvo sobresaliente en defensa, sino que marcó el primer gol del equipo a balón parado, precisamente un déficit del Córdoba en pasadas jornadas. Además, cerró bien por la derecha, achicando los espacios cuando Loureiro -de los menos afinados- fallaba.

Flaño, por su parte, estrenó capitanía de la mejor manera posible, dotando de estabilidad e inteligencia a la defensa y acompañando acompasando a Herrero y Muñoz. El malagueño fue el menos contundente de los tres centrales, con algún que otro fallo en las marcas y en el despeje. Luis Muñoz tiene la oportunidad de aprender de dos veteranos como Herrero y Flaño, porque la velocidad y la salida del balón son cualidades innatas que seguirá explotando.

El ancla francesa

Mención aparte requiere Bodiger, un verdadero pivote defensivo, aunque se le nota que podría actuar en posiciones más adelantadas. Riguroso en el posicionamiento táctico por delante de los tres centrales, el centrocampista francés dejó detalles de calidad en forma de pases en largo con su pierna izquierda. Durante la segunda parte actuó con inteligencia y no se le notó muy cansado.

Sin embargo, el Córdoba no estuvo tan afinado del centro del campo hacia adelante. Tras cinco partidos sin conocer la victoria, hundidos en la tabla y con su entrenador en entredicho, los blanquiverdes no lograron hilvanar demasiadas jugadas en ataque, aunque hay algunos apuntes a resaltar y que, trabajados esta semana, pueden generar réditos positivos de cara al envite del próximo viernes ante el Granada. Menéndez hizo muchos kilómetros por su banda izquierda, siempre con criterio, acompañando a Álvaro Aguado cuando el jiennense tenía el balón en aquella zona y buscando la espalda del lateral derecho del Tenerife, Luis Pérez. Aguado no terminó de carburar, en parte porque aún no está al nivel físico de sus compañeros. Se le vió algo lento en sus decisiones y desubicado en el contragolpe, un recurso que su equipo exprimió mejor por banda izquierda, pero del que no sacó todo el jugo posible. Tras el descanso, el Tenerife salió en tromba y Suso fue un quebradero de cabeza por la banda de Menéndez hasta el último cuarto de hora. Ese factor no fue del todo aprovechado en transiciones rápidas que, si bien se tiraron, no fueron efectivas.

El mejor en ataque fue De las Cuevas, que participó en los dos goles del Córdoba. En el primero con una asistencia de cabeza a Herrero, y en el segundo convirtiendo con picardía, por el palo del portero, una falta junto a la corona del área. Además, lanzó un buen disparo en la primera parte, que salvó por los pelos Dani Hernández.

Soltarse las piernas

Conforme el Córdoba vaya acumulando resultados positivos los nervios de sus atacantes irán menguando, crecerá su seguridad y se generará más arriba. La aportación de De las Cuevas, unida a un necesario paso delante de Aguado y a un mejor entendimiento de Carrillo con los dos carrileros, podría traer réditos positivos al Córdoba, cuyas sensaciones ya fueron buenas en Tenerife, su partido más redondo esta temporada, y que necesita seguir sumando de tres en tres.