El otro debate abierto desde el club en los últimos días es el recurrente, el que siempre ha generado desde el 2012. Salió a la palestra, entre otros, el nombre de Jesús León. El montoreño siempre ha estado ahí. Él mismo lo declaró en estas mismas páginas hace ya 14 meses: «Aunque esté en Segunda B o en Tercera». Pero hay demasiados temas que cerrar antes de afrontar algo de esa envergadura, sea con el cordobés o con otro. Uno de ellos, por ejemplo, el finiquito rumano.

Mientras tanto, el búnker continúa con puertas y ventanas cerradas, aunque lanzando haces de luz mortecina desde las catacumbas. «Hemos aprendido. El proyecto (¿?) de la próxima temporada será ambicioso, porque dedicaremos más recursos que no destinaremos a infraestructuras como hasta ahora (sic)».

El Córdoba ingresó esta temporada 16 millones largos, según el presupuesto aprobado en diciembre. De ellos, el 25,13% se dedicó a fútbol. Cuatro millones cortos para la primera plantilla. En ese balance estaban incluidos 5,25 millones de euros, correspondientes a los traspasos de Florin Andone (el 30% de sus derechos económicos continúan siendo propiedad del Córdoba) y de Fidel Chaves. Por lo tanto, habría que detraer esos 5,25 millones de los 16 largos. Aunque la ventaja es que los ingresos por TV aumentarán levemente. En cualquier caso, a ojo de mal cubero (no bueno), parece difícil que el presupuesto de la entidad blanquiverde para la próxima temporada llegue a los 13 millones, salvo alguna venta, por supuesto. Y no la del club. Porque Pawel Kieszek y Javi Galán están ahí. Es cierto que con la edad del polaco es complicado realizar una buena operación. Pero el pacense ha acumulado minutos en Segunda, es joven y tampoco hay que olvidar que su representante es Salva Sánchez, más que cercano a la propiedad. Por cierto, que entre otros muchos también lleva a Deivid. En todo caso, para ese «proyecto ambicioso» habría que hacer malabares y, de ocurrir, significaría que el porcentaje dedicado al fútbol subiría como la espuma: del 25% al doble. Lo que abriría muchísimas interrogantes sobre esta temporada, la anterior e incluso sobre la jugada en Primera.

El canario es el hombre conexión, el «núcleo irradiador» del que hablaba Errejón. Se ha esmerado en tener una cercana relación con buena parte de la afición y es el jugador de confianza del club dentro del vestuario. Tanto, que sorprende a algún que otro futbolista, dentro de la caseta, cuando el canario tiene conocimiento de posibles conversaciones con la entidad al mismo tiempo que el propio compañero. Ha sido la referencia de la propiedad desde su llegada, de ahí que conviene no perder el paso sobre sus intenciones.

Porque otro elemento a estudiar en estos días es el de nombres, hombres, jugadores en el aire. Los levitantes. No deja de llamar la atención la renovación de Sasa Markovic. Al serbio le han prolongado su compromiso tres años y con una ficha que, prácticamente, dobla la que tenía anteriormente. Una medida tribunera, sabedor el club de que Markovic es de esos jugadores que, no se sabe bien por qué, cae bien a la afición más allá de lo que haga o deje de hacer sobre el terreno de juego.

Existe otra prolongación de contrato a la que el club estaría dispuesto. El Córdoba valora la posibilidad de ampliar el compromiso de Luso Delgado (le queda una temporada más), aunque el maño debe estudiar antes su situación personal, que nada tiene que ver con lo profesional o la ciudad. En esos dos aspectos, el capitán lo tiene clarísimo. Otra cosa son los avatares personales de cada uno y cómo resolverlos. Junto a Deivid, la propiedad y el presidente estuvieron la pasada semana en una terraza céntrica de la ciudad. El canario, incluso, cenó con el presidente ese mismo día por la noche en un restaurante que es referencia últimamente para la entidad blanquiverde.

Pero como se decía al principio, al hablar del tema de una posible venta, lo cierto es que todo continúa oliendo a fin de ciclo. La propiedad bajó al vestuario de Vallecas a abrazar a los futbolistas y a más de uno, incluyendo a algún representante político de la ciudad que estuvo en el estadio vallecano, le animó a «celebrar» la permanencia con una comida. Como dijo algún aficionado en redes sociales, había «más representantes del Córdoba en el palco del Rayo que en El Arcángel». Y casi tantos políticos, habría que añadir.

Es lo que le ha tocado en esta primavera y verano al Córdoba, vivir entre malabaristas y levitantes. De todo tipo.