El de Almendralejo era un partido con aroma a final y así pareció entenderlo todo el mundo... Menos el Córdoba. Vaya por delante que al conjunto blanquiverde le metieron dos hachazos en la primera mitad y no fueron a cargo de Reyes, ni de Ortuño, ni de Olabe, ni de Nando. La portería cordobesista se convirtió en un lastre con el que fue imposible no ya llegar a la orilla, sino nadar al menos. La mala suerte endémica de este equipo también apareció en tierras extremeñas en forma de dos disparos a la madera, uno en cada tiempo y, además, los últimos 35 minutos tuvo que jugarlos en inferioridad por expulsión de Bodiger. Es cierto que a este Córdoba le ha mirado un tuerto y que con una portería así es imposible aspirar a nada, pero no es menos cierto que el equipo que alineó ayer Rafa Navarro nunca transmitió desde dentro hacia fuera todo lo que se estaba jugando él, el propio club y hasta la ciudad. Más bien pareció que el Córdoba jugaba un partido más. Y no. No era un partido más.

Así, el Córdoba se está especializando en una imagen y en un concepto numérico dantesco. Los rivales no tienen que ganarle los partidos, directamente los pierde él. El Extremadura había tirado en realidad una vez entre los tres palos antes del descanso y se iba a la ducha con un 2-0 en el marcador. Y lo más grave de todo es que el equipo de Rafa Navarro nunca transmitió a los asistentes, ni con 1-0 ni con 2-0, que se jugaba la vida. El Extremadura, con más o menos acierto, sí dejó claro a los 11.000 suyos que se dieron cita que aquello era una final y que con sus limitaciones -que las tiene, pero apenas explotó el conjunto blanquiverde- iba a intentar por todos los medios llevarse los tres puntos. Era doloroso comprobar que los pocos balones que el Córdoba pudo llevar a las inmediaciones de Casto provocaban la activación de todas las alarmas, luminosas y sonoras, en el área azulgrana. Pero como siempre, al Córdoba le faltaron demasiadas cosas: intensidad, picardía, responsabilidad en los hombres que deben mostrarla -y que casi nunca la muestran- y, principalmente, seriedad.

Se hace difícil intentar convencer que el equipo de Manuel Mosquera no tuvo ni una ocasión en la primera mitad, pero así fue. Eso no quiere decir que el Córdoba no tuviera problemas. Como se preveía, uno de ellos, por dentro. Reyes andaba demasiado suelto y conectó en exceso con Nando. Zarfino mostró su despliegue físico y Olabe, aunque sin éxito, sí que amagaba con llegadas al área cordobesista. En lo que a fútbol se refiere, fue un partido equilibrado que se fue poniendo feo por la banda derecha de la defensa blanquiverde. Nando le hizo un siete a su marca durante todo el encuentro y la escabechina no fue mayor porque Chus Herrero anduvo siempre atento. El primer gol, tras un cabezazo de Borja Granero a la salida de un córner, será de esos que hacen historia, triste historia en blanco y verde.

Intentó recomponerse el Córdoba a esa puñalada, pero si en ataque no se le veía un plan claro, más allá de las tristes individualidades de Jaime Romero, en defensa tenía un problema creciente en algo que se adivinaba durante toda la semana. Por dentro, con Zarfino, Reyes y Olabe más el respaldo de Tienza, los blanquiverdes agrandaban progresivamente su agujero en la medular. Bodiger intentaba llegar inútilmente a todo multiplicando exponencialmente su número de faltas. Otros, simplemente, no están para trabajar, sino para aumentar sus estadísticas individuales. Y eso, en un equipo justito en bastantes cosas, es una ventaja que no se puede conceder. Reyes contactaba y lanzaba a Nando continuamente y no se ponía remedio, ni desde la banda ni dentro del campo en forma de asunción de responsabilidades. Que corra Loureiro, que es lo único que sabe hacer, pensaría alguno de sus mal llamados compañeros. En ese primer acto, lo único destacable fue el larguero con el que se topó Chus Herrero a la salida de un córner.

Sí, quizás el Extremadura no ganó el partido, sino que fue el Córdoba el que se lo regaló desde la portería, porque el segundo gol, en la última jugada del primer tiempo, también es digno de salir en los programas aquellos que se pusieron de moda mostrando grandes errores deportivos. Pero más allá de la masacre sufrida desde el arco, el Córdoba transmitió constantemente que esa guerra no iba con él. Demasiados jugadores observando a otros, miradas exigiendo al que viste como tú aquello que tú no haces ni harás aunque estés en el fútbol hasta los 40 años. Y con este equipo, el mismo, volvió a saltar el Córdoba en la segunda parte. Bodiger vio la segunda amarilla casi al inicio y poco más. El Extremadura se echó atrás para buscar descaradamente el contragolpe, provocó algún chiflido de sus propios aficionados y el Córdoba llegó a dar de nuevo en el palo con un disparo de Andrés Martín desde la frontal. Pero si en la primera mitad se vieron cosas de mentira, esa última media hora, toda, fue también un embuste. Aunque no se entendieron excesivamente los cambios de Rafa Navarro, nada había que hacer ya, en cualquier caso.

Una pérdida de Javi Lara provocó el último contragolpe azulgrana que terminó con el tercer gol local, obra de Kike Márquez y también algún sonrojo, principalmente en la grada. Y, como siempre, será una semana plena de excusas, que de nuevo terminarán en el mismo cajón. Un cajón que está lleno desde hace muchas jornadas.

Ficha técnica:

3 - Extremadura UD: Casto; Álex Díez, Pardo, Borja Granero (Fran Cruz, min. 68), Bastos; Fausto Tienza, Gio Zarfino, Roberto Olabe, Nando (Perea, min. 63); Reyes (Kike Márquez, min. 81) y Ortuño.

0 - Córdoba CF: Carlos Abad; Loureiro, Quintanilla, Chus Herrero, Menéndez; Jaime (Javi Lara, min. 76), Bodiger, Carbonell, De las Cuevas (Alfaro, min. 66); Andrés Martín y Carrillo (Piovaccari, min. 61).

Goles: 1-0, m.13: Borja Granero. 2-0, m.44: Ortuño. 3-0, m.92: Kike Márquez.

Árbitro: Gorostegui Fernández-Ortega, del comité vasco. Amonestó a Pardo (min. 39), del Extremadura; y a Andrés Martín (min. 12), Loureiro (min. 40), Bodiger (min. 43 y 53), Carrillo (min. 54), Javi Lara (min. 85) y Alfaro (min. 87), del Córdoba.

Incidencias: Partido correspondiente a la vigésima novena jornada de la Liga 1/2/3 disputado en el Francisco de la Hera ante 11.483 espectadores.