"El Córdoba CF SAD es el que compite en Segunda B y el que se tiene que inscribir, no hay otra salida", indica Carlos González, presidente de una SAD que sigue funcionando internamente pero que está inactiva por la intervención judicial y administrada por Francisco Estepa. Ante los plazos de la Federación Española de Fútbol (RFEF), que coloca el día 17 como fecha límite para que los equipos hayan formalizado su participación en la próxima temporada 20/21, y dado el complejo escenario blanquiverde -con juez recusado y sustituto no ratificado para dar firmeza el auto de venta de la unidad productiva, además de otros frentes judiciales-, la inscripción de la SAD original es "la única vía posible", según insiste Carlos González, quien ha presidido en la mañana de este martes un consejo de administración por vía telemática con los componentes que salieron de la junta celebrada en enero pasado en el hotel Córdoba Center -y que aparecen en el Registro Mercantil-, entre los que figura una representación de los accionistas minoritarios. En él se ha acordado fijar un nuevo consejo para el próximo lunes 10 de agosto para el que requerirán la presencia del administrador judicial y concursal Francisco Estepa.

Ante la presión de las fechas, el fin es buscar una salida que permita que el Córdoba pueda competir el próximo curso en la Segunda División B. Sea como Córdoba CF SAD -tal y como lo ha sido hasta ahora- o como Unión Futbolística Cordobesa SAD, cuyos rectores mantienen que los autos dictados por el juez Fuentes Bujalance, son ejecutables pese a no ser firmes. Sobre esta fórmula están manteniendo contactos con los responsables jurídicos de la RFEF, quienes en varias ocasiones mostraron ya sus reticencias y, en el mejor de los casos, una postura de ambigüedad que resulta inquietante para el cordobesismo.

La situación exige una solución a múltiples bandas. La SAD que preside González no cumple en la actualidad los requisitos económicos que pide la RFEF para ser admitida en competición, pero tiene los derechos federativos; UFC, por su parte, garantiza la viabilidad financiera y posee la unidad productiva. De hecho, su intervención -con el soporte del grupo bareiní Infinity- desde enero resultó vital para conseguir la supervivencia del club cordobesista, que estaba con las cuentas quebradas después de la gestión de Jesús León, quien fue detenido por la presunta comisión de varios delitos societarios y dejó las arcas en blanco y multitud de impagos.

Otro asunto de fondo es el litigio por la propiedad de la sociedad, que se tendrá que decidir en un juzgado madrileño. Carlos González insiste en que no tiene "ni la más mínima duda" de que el legítimo poseedor del paquete mayoritario de acciones, ya que León dejó sin pagar el último plazo de 4'5 millones en julio de 2019. En cualquier caso, el empresario montoreño sería un actor más dentro de la ecuación que el Córdoba debe resolver para poder seguir su camino en la misma competición federada que ahora está disputando, la Segunda B. A través de sus abogados se están produciendo contactos entre Azaveco y Aglomerados.

Por otra parte, el Córdoba CF SAD tiene prevista la celebración de una Junta General Ordinaria de Accionistas en el Estadio Municipal El Arcángel el día 26 de agosto de 2020 a las 18:00 horas, convocada por el administrador Francisco Estepa. En esta junta se analizarán las cuentas anuales de la SAD del Córdoba CF y el informe de gestión, ambos a 30 de junio del 2019 -es decir, de la temporada 2018/19-, según informó el club en su página web. También se examinará la aplicación del resultado del ejercicio, la gestión realizada por la administración concursal y, especialmente relevante, el presupuesto de ingresos y gastos del ejercicio económico 2019/20.

En su informe de gestión del ejercicio del 2019, el administrador concursal Estepa concluía que, «dada la situación concursal, la crisis generalizada y las expectativas, no es posible determinar cuál será la evolución» de la SAD, que se enmarca en una situación de crisis económica generalizada por el coronavirus que no ayuda a paliar una disyuntiva económica del Córdoba CF ya de por sí poco favorable. El panorama es más que complejo.