El nombre ya encierra un diagnóstico certero. Si se crea una Asociación por la Imagen Limpia del Córdoba CF es porque la que tiene es sucia. Que los promotores de esta plataforma consigan su propósito es algo que entra en el terreno de las incógnitas, pero hay que valorar su valentía. No van a dejarse hacer de todo, ni a parapetarse, ni a callarse. Van a pelear este partido crucial para la historia del Córdoba CF, un club que, por si no se han dado cuenta, tiene que lidiar con la peor situación en este complejo escenario: no depende de sí mismo.

Se ponga como se ponga, necesitará aprobaciones ajenas en varios ámbitos. En el judicial y el federativo, básicamente. En lo deportivo -a día de hoy, la única faceta en la que tiene el control- se ha afanado en hacer los deberes con celeridad para armar su estructura. Todo lo que podía hacer lo ha hecho. Hoy empieza además una campaña de abonados para un campeonato que no se sabe cuándo empezará ni cómo se jugará.

Los actuales rectores de la entidad, los componentes del grupo de Infinity, han optado por una vía: seguir trabajando como si no pasara nada. Ahora, cuando se van a librar los lances definitivos, nace esta asociación de limpieza de imagen que insta a los abonados y acreedores a ir al ataque. Como a veces en el campo, es la mejor manera de defenderse.

No se sabe hasta dónde puede llegar esta nueva estrategia para la batalla judicial, aunque no hay cordobesista que no piense que fuimos ya demasiado lejos, que ya es hora de parar en esta espiral de intereses cruzados. Cada vez aparecen armas más nuevas y sofisticadas en la lucha por el control del Córdoba CF, que tiene puesta a prueba su condición de inmortal. Qué tendrá este club al que todos quieren venir y del que nadie quiere irse, a no ser que venga la Guardia Civil a sacarlo...