El técnico linense Juan Merino ya está dejando su sello de identidad en lo que será el Córdoba 2.0 de la 17/18. La piedra angular de su proyecto será fortalecer los cimientos de su bloque, es decir, fomentar el trabajo defensivo de todos los jugadores, lo que evitaría la sangría de goles recibidos. Los últimas derrotas de los blanquiverdes han tenido como punto principal la debilidad defensiva de todo el bloque, no solo de su defensa.

Merino da preferencia a la fuerza y el oficio físico sobre la calidad. Eso sí, la fortaleza defensiva debe servir de base para construir un juego de ataque en el que el único protagonista debe ser el balón. Esta teoría conlleva algunos cambios en la práctica. Así se pudo ver en Oviedo, en especial en la primera media hora de partido, donde el Córdoba se mostró intenso en cuanto a las labores defensivas. Y en lo que a las piezas se refiere, Aguza y en especial Edu Ramos serán las piedras angulares del nuevo sistema. En este sentido, Caballero y Javi Lara pueden perder parte de ese protagonismo en el once inicial. Así se pudo comprobar en el caso del montoreño con los poco más de 10 minutos que disputó en el Carlos Tartiere. Además, Lara es posible que hasta cambie su posición en el terreno de juego pasando a ser un jugador de banda, donde ya jugó en temporadas anteriores.

Y es que las bandas son otro talón de Aquiles en la plantilla blanquiverde. Ante la ausencia por lesión del serbio Jovanovic, Merino solo dispone de Jaime Romero y Javi Galán como extremos puros, además del reconvertido Alfaro, del que Carrión ya advirtió que no lo veía como hombre de banda aunque pudiera actuar en dicha zona.

En resumidas cuentas, para escalar posiciones en la clasificación Merino opta por conseguir unos buenos materiales para cimentar un bloque resistente y que permita construir un juego ofensivo que tiene como punta de lanza, de momento, a sus dos únicos delanteros: Jona y Sergi Guardiola. Eso sí, todas las piezas deben remar en la misma dirección a la hora de presionar el juego rival. La teoría es clara, pero se debe materializar.