Se convocó como la gran protesta contra la gestión de Jesús León y su consejo, pero solo 200 personas acudieron ayer media hora antes del pitido inicial a la puerta 0 de El Arcángel. La concentración, de hecho, estuvo muchos minutos en un silencio entre incómodo y algo surrealista hasta que los aficionados explotaron. Y razones tenían. Cánticos contra León, al que llamaron «tieso» y le pidieron que se «vaya ya».

Los 200 hinchas siguieron unos minutos después del inicio del choque y entraron al campo para unirse a los casi 3.000 espectadores que, según las cifras oficiales, acudieron ayer a El Arcángel. La sensación es que fueron muchos menos. Ya dentro del estadio importaba poco lo que sucedía en el césped. La mirada de muchos de los presentes iba en primer lugar a unas gradas que presentaban un aspecto semi-vacío que encogía el alma. Pocos, muy pocos cordobesistas tuvieron el ánimo necesario para acudir al coliseo ribereño a ver un partido entre dos equipos descendidos que parecía más un amistoso veraniego que un partido de Liga. Y lo más trágico es que solo habrá otro encuentro de Segunda en El Arcángel hasta, al menos, dentro de un año.

Tampoco estaba la cosa fácil para llegar al estadio. El aficionado tenía que ir sorteando vallas, algunas con ropa de feriantes tendida, así como atracciones de la Feria a medio montar. Y sacaba una sonrisa irónica cuando leía el cartel de una de ellas a pocos metros de la tienda oficial del Córdoba. «Selva encantada» es el nombre de la atracción. La mayoría decidió entrar directamente al estadio mientras que esos 200 hinchas se quedaron a protestar. Lo hicieron delante de otra atracción, alusiva a la película Torrente 5, que se estrenó en el año 2014 y cuya trama se basa en un intento de atraco a un casino para hacer ricos a sus protagonistas. Curioso. El principal, Torrente, apuntaba con su pistola al coliseo ribereño mientras los 200 hinchas disparaban sus cánticos de lógica frustración por la deriva que ha tomado el club blanquiverde.

Durante el encuentro el protagonismo fue para Brigadas, que no se sumó a la convocatoria de las peñas convocantes de la protesta previa al no habérsele permitido sumarse al manifiesto. Eso es, al menos, lo que indicó Brigadas en un comunicado en Twitter. Este grupo no paró de lanzar cánticos contra la directiva, contra Jesús León y contra los jugadores antes de que un balón cayese en su zona y decidieran pasar el rato lanzándoselo entre sus aficionados. Otro de ellos, sábana pintada a la cabeza y simulando ser un fantasma, se paseó por la grada baja de tribuna sin que ningún empleado de seguridad le parase. Una estampa que da que hablar del estado en el que se encuentra un club que, en coma inducido, debe salir pronto de la UCI para proponer un proyecto creíble a su sufrida afición.