En un análisis táctico como el de este artículo hay que mencionar el cambio en la mediapunta del Córdoba en el partido de Elche, respecto al encuentro de una semana antes frente al Mallorca, como importante en el devenir del choque del Martínez Valero. Ante la baja de Jaime Romero por sanción el técnico Rafa Navarro optó el pasado domingo por colocar a Andrés Martín en banda derecha y a Blati Touré liberado por detrás del punta. El resultado no pudo ser peor.

Pero en realidad, el aspecto más importante fue la falta de oficio, sacrificio, intensidad y brega de la mayoría de los jugadores del Córdoba en el estadio Martínez Valero. Ello se reflejó en un hecho que se repitió durante los 90 minutos: la pérdida de casi todos los balones divididos y de las segundas jugadas, de las batallas, en definitiva, en la medular.

No dio tres pases seguidos

Porque la estadística de posesión refleja una igualdad o leve superioridad del Elche que no fue, desde luego, lo que pareció para el espectador. El Córdoba era incapaz de dar tres pases seguidos, su línea de presión en campo propio no funcionó y, cuando sus atacantes intentaban adelantarla, el equipo se rompía definitivamente. Cuando los centrales o el portero Marcos Lavín optaban por el patadón para despejar el esférico, este volvía como si de un bumerán se tratase, en pocos segundos, a las inmediaciones del área cordobesista.

Los blanquiverdes perdieron casi todos los duelos y segundas jugadas

El Elche tuvo suficiente con colocar a Azamoum por delante de su defensa y tanto Javi Flores -posiblemente hizo su mejor partido de la temporada- como Nino actuaban con mucha libertad en línea de tres cuartos. Ni Bodiger -el francés erró multitud de pases y estuvo muy impreciso en líneas generales- ni Luis Muñoz -corrió, con alma pero como pollo sin cabeza- fueron capaces de parar la sangría del equipo. El Elche logró disparar un total de 16 veces durante el encuentro, cinco entre los tres palos.

Ya en la primera parte, además del gol de Nino, ejecutado con maestría con un disparo dentro del área pero evidenciando la falta de sintonía defensiva de los blanquiverdes, el equipo local fue capaz de inquietar en varias ocasiones la portería de Marcos Lavín.

Los laterales, dos autovías

Especialmente preocupante fue la ausencia absoluta de ayudas a los laterales, Fernández y Menéndez, completamente superados por los extremos del Elche, Iván Sánchez por banda derecha y, especialmente, Josán por la zurda.

El extremo izquierdo franjiverde fue un quebradero de cabeza constante de Fernández. Rafa Navarro había decidido meter a De las Cuevas en la izquierda para que no tuviese que correr tantos metros atrás, entendiendo que Josán era el más peligroso de los dos extremos del Elche, pero ayer Andrés Martín tuvo menos gas que en ocasiones anteriores y no asistió en la presión y la resta como en encuentros pretéritos. En definitiva, un guirigay atrás que pudo ser peor de haber tenido los atacantes del Elche más puntería.

Tras el descanso, y pese a que en zona mixta tanto Luis Muñoz como Chus Herrero destacaron una presunta mejoría del equipo cordobesista, la realidad es que en los primeros minutos el Elche pudo sentenciar el partido con un disparo de Javi Flores al palo y con una falta directa de Josán que Marcos Lavín, el mejor del conjunto de Rafa Navarro, salvó junto a la escuadra.

El acoso y derribo del Elche continuó. La falta de intensidad del Córdoba siguió siendo palpable y en ataque un disparo desde 30 metros de Bodiger, flojo y raso, fácil para Edgar Badía, fue la única aportación relevante. La caída dentro del área franjiverde del centrocampista francés, empujado por Juan Cruz, habría salvado un partido que el Córdoba, de todos modos, no mereció empatar.

La falta de intensidad, los desajustes en defensa y, además, la lesión de Miguel Flaño como añadido negativo, son las claves de la derrota del Córdoba en Elche.