He borrado hasta tres veces el inicio de esta contracrónica. Tengo la suerte de poder volver a empezar de cero cuantas veces quiera. Empezar de cero es difícil, asusta, mucha incertidumbre, pero cuando algo no funciona es lo mejor. Empezar de cero te limpia, te borra aquello que te llevó adonde no deseabas.

Empezar de cero es genial. Te invita a pensar. Qué quiero, cómo estaba, ¿estaba bien? Espero que aquí tengan el valor de empezar de cero, de dejar de engañarse y de engañarnos, porque no hay nada más triste que vivir algo que sabes que no deseas.

Empezar de cero significa no conformarse con lo que tenías antes.

He empezado tres veces esta contracrónica porque en el fondo no sabía por cuál de las tres historias empezar, si contar las tres o no.

La pareja de padres. Siempre iban al fútbol hasta que aparecieron de golpe dos niños. Hoy vuelven.

- ¿Os acordabais de cómo era?

- No nos acordábamos, ni tampoco de que llegaba la feria y había que irse al parking de detrás de la autovía.

La pareja recién hecha. Él siempre iba; ahora lleva dos seguidos faltando.

- Iría el día de cada partido a acariciarte hasta que dejaras definitivamente de ir.

- Ya lo estoy haciendo.

- Qué bien hacer lo que nos da la gana.

- Es el ideal de vida.

La pareja de escritores que rompió. Él siempre le decía de ir. Ella nunca quería. Ahora que ya no están juntos ella va, y para colmo le manda una foto, y aunque solo aparece la fachada del estadio, él sabe con quien está yendo.

- ¿Ahora sí?

- Claro. Ya ni me invitas.

- Si me rechazan no suelo insistir.

- Ya.

Él sufre imaginándola allí.

- ¿Te has puesto crema?

- Estoy en sombra.

- Qué bien sabes elegir.

Hay muchas formas de sufrir en un estadio. Las más dolorosas no son por el fútbol.

- ¿Me vas a nombrar en tu libro?

- Eres mi preferida.

- ¿Ese es el título?

- Podría serlo, pero no sé si podré escribir de ti.

Un error para aliviar el sufrimiento es refugiarse en algo pasado.

- Estarás contenta.

- ¿Y tú también, no?

- Bueno.

Esa conversación debería acabar, le diría cualquier amigo.

- Tú me has lanzado a otro camino.

- Intenté agarrarte.

- Es mejor dejarme libre; siempre vuelvo donde estoy bien.

Reconozcámoslo. Nosotros no estamos bien. Por mucha celebración que haya. Podemos seguir celebrando lo que hace nueve meses no queríamos. Podemos exagerar. Podemos festejar como lo hacíamos antes, cuando éramos unos mantas. Podemos seguir engañándonos.