Cambió de esquema Enrique Martín ante el Cádiz B. La derrota en la ciudad deportiva del Sevilla ante el filial rojiblanco dio fin, permanente o temporal, ya se verá, al sistema de cinco defensas que el Córdoba CF había sostenido hasta ahora.

El pasado sábado el técnico navarro dispuso un 4-2-3-1 con el que, a priori, buscaba un mayor dominio del centro del campo y que el equipo no se rompiese en dos como ocurrió en Sevilla y también en otros encuentros de la temporada.

La nueva propuesta no salió bien en la primera parte, y eso que el rival, el Cádiz B, fue el que menos fútbol y menos ganas de vencer ha tenido enfrente el conjunto blanquiverde hasta esta altura de Liga.

Es cierto que las líneas estaban más juntas y que, aunque pueda parecer paradójico, el Córdoba CF defendió mejor con cuatro defensas que con cinco. Las bandas, con dos extremos, estaban más controladas tanto en defensa como en ataque. Martín propuso un costado derecho con un lateral de menor recorrido, Raúl Cámara, para dejarle vía libre al único extremo de la plantilla, un Zelu que debutaba como titular. En la izquierda, el plan era que Jesús Álvaro percutiese con asiduidad doblando a un De las Cuevas cuya misión era caer de la izquierda al centro para generar superioridades al borde del área rival.

La lesión de Álvaro dio al traste con el planteamiento y llevó a Cámara a la izquierda para dejar paso en la derecha a un Fernández que cuajó uno de sus mejores partidos del curso liguero. Subió con asiduidad por la diestra aunque, en su debe, muy pocos de los más de 10 centros que logró sacar encontró rematador.

Tras el descanso, la medular conformada por Javi Flores y José Antonio González encontró mayores espacios ante un Cádiz B agotado que iba dando pasos atrás. Fue entonces cuando más brilló Xavi Molina en su nuevo puesto de pivote defensivo. Recuperación y pase corto. La resta y la devolución a un compañero, manteniendo siempre la posición por delante de la defensa. Apunta a posición permanente y no a solución improvisada la ocupación del catalán de ese puesto de cinco del que salió del once a la grada Imanol García, indiscutible hasta ahora.

Con el empate a cero inicial aún en el marcador, y mediada la segunda parte, el control del esférico era total por el Córdoba CF, al que, sin embargo, le costaba un mundo romper el entramado defensivo cadista. El que lo logró en alguna ocasión fue De las Cuevas, que conectó un buen remate a centro desde la derecha que se estrelló en el larguero.

Ya por entonces el Córdoba CF había pasado del dominio del balón a la pura acumulación de hombres de ataque. Martín desplazó a Owusu a la banda izquierda, donde el ghanés se siente mucho más cómodo, y colocó a Ortuño y Novaes en la delantera, desplazando a De las Cuevas a la derecha. Con un Molina solitario en la medular, Javi Flores se soltó y fueron asiduas sus incorporaciones al ataque, escorado a la izquierda y buscando la conexión con Owusu.

Pero ni el plan del 4-2-3-1 ni la acumulación de atacantes ante un Cádiz B, que había renunciado a jugar y acumulaba pérdidas de tiempo, parecían servir para desequilibrar el partido.

Tuvo que ser a balón parado, mal defendido por los cadistas, como llegase el gol. Fidel Escobar cabeceó la pelota rebotando al segundo palo, el esférico llegó a tocar en la mano de un defensor y De las Cuevas, pillo en la puerta atrás, le dio la victoria a los blanquiverdes.

Tres puntos que no deben enmascarar la falta de fluidez del Córdoba CF pero que sí sirven para que el nuevo esquema con cuatro atrás dé sus primeros frutos numéricos. Este esquema, de darle continuidad Enrique Martín, puede generar más cosas en ataque y, a la vez, mejorar el balance defensivo. Pero falta aún mucho trabajo, que varios futbolistas se entonen para que den lo mejor de sí y que las rachas de buen juego se conviertan en propuestas de partidos de dominio y acierto arriba. Que la acumulación no sea necesaria porque el dominio haya cerrado antes el marcador.