La RAE tiene tres acepciones para el adjetivo indolente: «Que no se afecta o conmueve. Flojo, perezoso. Insensible, que no siente dolor». Avisó Agné en la previa de que esperaba a un Córdoba CF que no repitiese una actuación tan indolente como la demostrada en la primera parte del partido ante el Villarrubia. Que el rival tenía que sufrir y que el balón tenía que ser de su equipo. Nada más lejos de la realidad vivida ayer en el estadio Enrique Roca de Murcia.

Los once futbolistas del equipo pimentonero salieron a fajarse desde el primer minuto. Pronto avisó el Real Murcia, tras un fallo de Djetei en la salida del balón que dejó solo a Víctor Curto delante de Isaac Becerra. Fue solo el primer botón de muestra de que el partido iría por los mismos derroteros que fue el encuentro de una semana antes en El Arcángel.

Segundo botón de muestra: Becerra rechaza como puede un balón que cae dividido en el área pequeña. Hasta tres jugadores del Murcia tocan la pelota con la cabeza, el último Curto, cuyo testarazo besa las mallas de la meta visitante y se convierte en el único gol del partido.

La falta de intensidad en algunos momentos del choque evidencia el bache que atraviesa el equipo

Agné movió pronto el banquillo pero la pólvora seguía mojada. Debutaba Willy en la delantera blanquiverde pero el extremeño fue una isla desasistida entre un mar de defensas del Murcia. Apretaba por rachas el Córdoba CF, incapaz de encontrar líneas de pase y sufriendo lo indecible en cada contragolpe del cuadro pimentonero. Pereza. Falta de dolor, de amor propio.

Willy fue una isla desasistida pero aportó detalles que invitan a pensar con más optimismo

Esta semana se espera la llegada de Piovaccari y de algún refuerzo más. Especialmente en el lateral derecho. Raúl Cámara acabó siendo sustituido en la segunda parte tras completar un encuentro más que discreto en ataque y con dificultades en defensa. Curto le ganó la marca en el remate del gol del Murcia. Apenas saltó el veterano lateral cordobesista que, además, no tiene en la estatura su mayor fuerte.

¿Y quién arregla esto? Se apelará a El Arcángel. A la importancia de la afición blanquiverde en el devenir de los encuentros. En una semana llega el Yeclano, un ciclón inesperado que sigue sin ceder y que ya está segundo en el grupo IV con siete puntos de ventaja sobre el Córdoba CF. Se esperará que los fichajes resuelvan la situación, que metan un punto de intensidad y de ganas a un equipo que parece haber perdido el norte y la sensibilidad, que lleva varias semanas nadando en esa peligrosa indolencia que tanto le preocupaba a Raúl Agné.

El tiempo es el único amigo del Córdoba CF. El conjunto blanquiverde tiene 16 jornadas por delante para darle la vuelta a la situación y buscar una base sobre la que volver a construir. Si por algo se caracterizaba el nuevo proyecto de Agné era por el trabajo y las dosis de calidad en el centro del campo. Ayer raro era el balón que salía de las botas de un mediocentro que no acababa siendo recuperado por un centrocampista del Murcia.

Más de un seguidor del equipo blanquiverde apagaría el televisor antes de que acabase el partido y miraría en redes sociales para ver el marcador final. Fue 1-0 y gracias. Desazón. Quedan siete días por delante para mover el árbol y encontrar el amor propio que pueda levantar el ánimo. De los jugadores y de la afición. En caso contrario, la temporada se puede hacer muy larga.