El 6 de abril del 2014 el Sporting puso entradas baratas para que los socios fueran acompañados. Llegaba un Córdoba en horas complicadas. De hecho, tras lograr ese día el triunfo en El Molinón, se situaba casi a la misma distancia de las eliminatorias de ascenso que del descenso. Ambos puestos estaban separados tan sólo por nueve puntos y en el estadio gijonés se vivía, ciertamente, un clima de tensión. Los Ultra Boys le cantaron a Sureda Cuenca «aunque a muchos les joda, vamos a subir». El Córdoba llegaba sin Saizar, ni Caballero, ni Abel Gómez, ni López Garai ni López Silva. La concentración blanquiverde se situaba en el hotel Silken y desde allí partió al estadio, en donde una pancarta reclamaba: «Dejad de robarnos nuestro sueño», en protesta por los arbitrajes.

En la misma banda que el técnico blanquiverde de entonces, Albert Ferrer, se encontraba el actual entrenador del Córdoba, José Ramón Sandoval que, tras el encuentro reconoció que «estoy enfadado. Le regalamos el gol y tras marcar, el Córdoba hizo su partido». En el palco se encontraba Alfredo García Amado, director general del Sporting, que el viernes estará de nuevo en el mismo sitio y con el mismo cargo, pero en este caso representando al Córdoba.

La tensión en la previa del encuentro contra la familia Fernández se hizo notar. Aquel «dejad de robarnos nuestro sueño» también iba por ellos.