Aunque parezca mentira, sí, había ganas por ver al Córdoba. Por ver cómo se afrontaba el primer partido tras la actuación perpetrada ante el Lugo. La primera estación de penitencia del particular vía crucis blanquiverde hasta que termine la temporada. Porque había que afinar en un equipo que, a fin de cuentas, en pocas ocasiones ha competido a lo largo de la campaña. De hecho, en la mayoría de las ocasiones, pocas, en las que este Córdoba ha logrado sumar tres puntos de una tacada lo ha hecho con partidos de ida y vuelta, de locura, de descontrol, de comprobar una y otra vez quién es el que falla menos o tiene más suerte. Además, el rival era de los fuertes, de los que luchan por las eliminatorias de ascenso, aunque siendo un equipo Anquela podía haber alguna opción.

Los blanquiverdes han recordado toda la temporada a los equipos que se formaban en los recreos, grupos de media horita hasta que sonara la campana, por lo que valía más el regate, el gol, el remate, que defender bien, ser ordenados (¿qué era eso?) o lograr que los de 6º A no anotaran. No. Simplemente, había que marcar más que los otros. Y punto. Así los marcadores, en apenas 30 minutos, eran de 5-2, 6-3 o 4-1. Así juega este Córdoba.

En apenas diez minutos pareció descartarse esa idea. El error de bulto en defensa de todos los partidos (en realidad, siempre aparecen más de uno) surgió cuando apenas se habían jugado 90 segundos de partido. Menéndez dejaba un balón muerto en el área pequeña -lo atajaba o despejaba Lavín, detrás de él- para que Ibra lo empujara plácidamente a la red. Los peores temores se convirtieron en incipiente sonrojo cuando un destello técnico de Saúl Berjón, con un disparo desde la frontal que se coló por toda la escuadra, elevó el segundo gol del Real Oviedo al marcador. Y aún no se había llegado al minuto 10 de partido. La cosa se pudo poner aún más fea con un remate de cabeza de Ibra tras un centro desde la banda, pero al senegalés le salió mordida y el esférico se marchó, mansamente, por la línea de fondo. Al Córdoba se le juntaba todo. El golpe anímico de verse con una hora por delante con 2-0 en el marcador, la exhibición realizada durante toda la temporada y algunas decisiones desde la banda más que incomprensibles. Las circunstancias vinieron en su ayuda, no tanto por la lesión de Jaime Romero que hizo entrar a Piovaccari, sino por el obligado descenso de metros por parte de Andrés Martín y, más adelante, por la colocación de De las Cuevas como mediocentro. El caso es que el delantero italiano, por él mismo y otros movimientos en el equipo y en el rival, cambió el devenir del partido. El Oviedo, no es novedad en esta campaña, concede terreno al rival, sobre todo con el marcador a favor. Ante el Córdoba concedió muchos metros. Y eso, ante los blanquiverdes, es un peligro, porque han demostrado que en su área hasta 5º A volvería del recreo con una sonrisa en sus labios, pero también llevan números atacantes de los que pocos pueden presumir en la categoría. En el minuto 33, el pichichi blanquiverde ya avisó con un disparo al lateral de la red y cinco minutos después se lo hizo casi todo él: presionó para que un compañero recuperara el balón, recibió este, se giró para apoyarse en Andrés Martín, que se lo devolvió a las espaldas de la defensa carbayona para, desde la frontal del área, lanzar un disparo con su pierna mala al que no llegó Champagne. Antes del descanso, Andrés Martín tuvo el empate, ya que con todo a favor -tras servicio de Piovaccari- se topó con el portero argentino del Oviedo.

Nada más salir del descanso, Chus Herrero tuvo otra oportunidad para nivelar el marcador y Anquela decidió meterse aún más en la concha sentando a Bárcenas y metiendo en el campo a Javi Muñoz. A pesar de un par de llegadas de Ibra, que salvó con solvencia Marcos Lavín, el Córdoba mantenía el partido abierto y generaba preocupación en la grada del Carlos Tartiere. La preocupación se tornó en crítica abierta con el gol de Alfaro tras un rechace en una falta botada por Álex Menéndez. En apenas cinco minutos, Anquela tuvo que rectificar: metió a Joselu y a Toché por Ramón Folch y Alanís. Los nervios aparecieron en los locales, que si bien rondaban el área visitante, no conseguían el enésimo error de la defensa blanquiverde, algo por otra parte excesivamente habitual a lo largo de la temporada. Sustos, todos, por supuesto. Pero con Ibra, Toché y Joselu el Oviedo no lograba ocasiones claras de gol. Tuvo que ser el excordobesista, en una falta que bien pudo haberse evitado, el que desnivelara el electrónico a balón parado, de nuevo en un gesto técnico (como el de Berjón) irreprochable. Quizás lo mas destacable del Córdoba, aparte de aprovechar su particular virtud en esta temporada, fue también el de no dar el duelo por perdido, a pesar del poco tiempo que quedaba por delante. De hecho, Alfaro pudo anotar el segundo en su cuenta particular si el portero carbayón no hubiese estado ágil. En cualquier caso, la justicia se hizo y llegó el tanto del empate visitante. Un saque de esquina botado por Álvaro Aguado era rematado de volea, en el segundo palo, por Andrés Martín. Su zurdazo se coló en la portería de Champagne y volvía a equilibrar un partido en el que el balón iba y venía de un área a otra. Así, las dos últimas oportunidades se repartieron: Toché no impactó bien con la testa para anotar el cuarto y De las Cuevas disparó desde la frontal y vio cómo el esférico se le marchaba alto por centímetros.

En un encuentro tan igualado no hubiera sido injusta una victoria de los de Navarro, aunque lo cierto es que tanto el Oviedo como el Córdoba brindaron un partido en el que las grandes lagunas de ambos se complementaron. Una rareza más.

- Ficha técnica:

3 -. Real Oviedo: Champagne; Carlos Martínez, Carlos Hernández, Alanís, Christian Fernández, Javi Hernández; Jimmy, Folch (Joselu, m.70); Berjón, Bárcenas (Javi Muñoz, m.61) e Ibra.

3 - Córdoba CF: Marcos; Fernández, Chus Herrero, Luis Muñoz, A. Menéndez; Alex Vallejo, Carbonell (Aguado, m.85); Jaime Romero (Piovaccari, m.39)(Javi Lara, m.75)) , Alfaro, De las Cuevas y Andrés Martín.

Goles: 1-0, m.2: Ibra; 2-0, m. 9: Berjón; 2-1, m.39: Piovaccari; 2-2, m.68: Alfaro; 3-2, m.82: Joselu; 3-3, m.87: Andrés Martín.

Árbitro: Arcediano Monescillo (Colegio castellano-manchego). Amonestó a Jimmy (m.47), Alanís (m.66), Carlos Hernández (m.77) y Javi Muñoz (m.90) en el Real Oviedo y a Carbonell (m.7), De las Cuevas (m.58) y Álex Menéndez (m.90) en el Córdoba CF.

Incidencias: Partido correspondiente a la 35ª jornada de Liga disputado en el Carlos Tartiere (Oviedo) ante 13.363 espectadores.