El Córdoba se encuentra inmerso en una situación que, desgraciadamente, no le es desconocida. Llegar al último tercio de competición con la soga al cuello, mirando mucho más abajo que hacia arriba, es una realidad tristemente familiar. Y eso que, por ejemplo, en la temporada 2010/11 sumaba 35 puntos, cinco más de los que tiene actualmente, a ocho puntos, entonces, de la zona de descenso. Los mismos que tenía una temporada antes, también 35, aunque a seis del descenso. Pero en las campañas más duras, en la 2008/09 como botón de muestra, con un punto más que la zona roja, siempre tuvieron aquellos equipos hombres irrenunciables, puestos en los que debía aparecer un nombre de forma obligatoria. En aquella temporada, jugadores como Pierini, Arteaga, Asen o Carpintero tenían el puesto «asegurado», fuera porque sus alternativas no llegaban al nivel requerido o bien porque ellos mismos eran piezas indispensables en el esquema del conjunto blanquiverde. Un año antes, los Pierini, Asen o Arteaga iban acompañados de nombres que, a pesar de la mala temporada, eran irrenunciables para los entrenadores (Jémez y José González): Cristian Álvarez, Acciari o Pablo Ruiz.

Lo más llamativo del Córdoba actual con respecto a aquellos equipos es que apenas dispone de hombres que sean absolutamente indiscutibles o imprescindibles, más allá de que lo aparezcan porque no haya alternativa o ésta sea aún más floja que la titular. Para colmo, esa circunstancia se suma a la del propio entrenador, que en la portería y sólo como botón de muestra, ha forzado un relevo que muy pocos entienden. Porque más allá de sensaciones, los números continúan respaldando a Pawel Kieszek con respecto a Razak, actual titular, en lo que a media de goles encajados por uno y otro. La última actuación del ghanés no ha hecho sino alimentar aún más esa incomprensión, que ha dado paso a todo tipo de teorías sobre dicho cambio. En la derecha, Caro, Antoñito e incluso Pedro Ríos han disfrutado de la confianza de Oltra o Carrión en alguna fase del campeonato, tanto en función de elecciones como dependiendo de los sistemas. La última expulsión de Pedro Ríos podría tener consecuencias para el futuro, sobre todo si Antoñito se recupera físicamente y juega en su demarcación natural de carrilero.

En el centro de la defensa, la escasez de elementos se ha conjugado con actuaciones que no convencieron a nadie. Aparte de la lesión de Deivid, Bijimine comenzó bien, aunque marcó una línea descendente desde enero que tuvo su final en un hecho extradeportivo. Rodas se perfila como un central para otro tipo de juego y sistema. Así, en el partido de Tarragona, esa combinación de escasez, bajas y falta de confianza provocó que el Córdoba jugara el encuentro con Luso y Edu Ramos como centrales. A la izquierda, Cisma empezó bien la temporada, marcó una línea ligeramente descendente y, con el nuevo sistema, parece recuperar algo de brillo, dado que Samu de los Reyes ni cuenta, mientras que Bíttolo ha ofrecido detalles para la esperanza. Por la derecha, Pedro Ríos y Guille Donoso se han alternado en diferentes fases antes del 1-5-3-2 con suerte desigual y también sin lograr convencer. A la izquierda, Juli sí parece ser el único jugador que, dada su entrega y trabajo, gusta a la afición, aunque está lejos de ofrecer buenos números. Bergdich ha pasado de tener algunos minutos con frecuencia a desaparecer incluso de las convocatorias y volver a recuperar un mínimo de visibilidad, aunque siempre como secundario. Por dentro, la ensalada de mediocentros tienen cuatro nombres principales: Edu Ramos, Aguza y Lara (desde enero) y Luso, como central. Pero salvo el malagueño, con más recorrido, habrá que esperar si el nuevo sistema y sus jugadores se asientan.

El único puesto que no ha sufrido vaivenes es el de delantero. Jugando casi toda la Liga con un hombre en punta, Rodri ha sido indiscutible y ha anotado nueve goles. Pero aún así, no se ha librado de críticas de una parte de la afición, que reclama a Piovaccari como delantero de referencia del equipo, sin éxito.

Así, el Córdoba ha disputado dos tercios de la Liga sin un once aquilatado y con muchas preguntas en el aire, lo que lleva a la conclusión de que ninguno de los futbolistas en plantilla es indiscutible ni referente.