Con un cambio de entrenador, todos los clubs buscan un revulsivo para equipos que no terminan de arrancar, como es el caso del Córdoba, o que han entrado en un bache de difícil salida. De hecho, en la entidad blanquiverde el golpe de timón ha sido brusco, ya que de plantear en verano una composición de plantilla para el 1-4-1-4-1 con la intención de tener balón, se ha pasado ahora a un entrenador que tiene la fortaleza defensiva y el rigor táctico como banderas para conseguir sus objetivos.

Con tanta diferencia entre el planteamiento del club hace tres meses apenas y la realidad que ha explotado en forma de situación clasificatoria (penúltimo), habría que plantearse, en lógica, cuál es el margen de maniobra de Juan Merino con este Córdoba, más allá del empeño que ponga el linense en insuflar a los suyos un mayor aire defensivo, mayor compromiso con el orden y el trabajo y, de esta manera, elevar en lo posible la competitividad del grupo.

Pero no lo tendrá fácil si nos atenemos a lo que se ha visto hasta ahora. La plantilla blanquiverde no es excesivamente profunda, con 22 elementos, y bastantes no han llegado a mostrar un nivel como para mantener la confianza. De los 22 jugadores de Merino, cuatro están, simplemente, en blanco. Loureiro no ha ido convocado en ningún encuentro, mientras que Esteve sólo ha entrado en la convocatoria en una ocasión, en el duelo en El Arcángel ante el Nástic. Álex Vallejo ha entrado en ocho listas de los 11 encuentros, pero sólo ha sumado siete minutos de competición: uno contra el Tenerife y seis contra el Alcorcón. Finalmente, está la incógnita de Javi Noblejas. El lateral zurdo llegó en el último minuto del mercado de fichajes y Luis Carrión informó en su momento de que tenía que realizar su particular pretemporada, una preparación que lleva, a día de hoy, un total de 55 días. Lógicamente, tampoco ha entrado en ninguna convocatoria. Esos cuatro jugadores, completamente fuera de la rueda del trabajo competitivo del equipo, deja un plantel con 18 futbolistas. Aún menos, porque hay que hablar también de las lesiones y de las sanciones. Este capítulo, ahora mismo, es corto, ya que sólo ha habido que cumplir un encuentro de sanción, el de Edu Ramos ante el Alcorcón tras ver una doble amarilla ante el Valladolid. Pero Pawel Kieszek se perdió los dos primeros compromisos por la lesión que arrastraba desde finales de la pasada temporada; Fernández se perdió el duelo en Valladolid también por lesión, así como Javi Lara, que se perdió los partidos contra el Tenerife y contra el Granada debido a una lesión en el sóleo de la pierna izquierda. Barcelona B, Tenerife y Granada fueron los encuentros que se perdió Sasa Jovanovic tras su primera lesión, mientras que en la actual, ya ha estado ausente en el último encuentro, primero de Merino, y también se perderá, al menos, los próximos cuatro encuentros ligueros.

Entre esas lesiones y la sanción de Ramos, el Córdoba ha perdido, de media, a un futbolista por partido, lo que se suma a esos cuatro mencionados anteriormente que no han entrado en los planes de Carrión ni tampoco de Merino, lo que deja un plantel, de facto, de 17 futbolistas.

El linense logró que el equipo mantuviera cierta consistencia por dentro en el Carlos Tartiere, en donde los pocos problemas que le planteó el Real Oviedo siempre llegaron por los costados. No deja de ser sintomático que Carrión dejara en dos encuentros fuera a Dani Pinillos para llamar al chaval del filial, Víctor Mena, en una clara muestra de que Noblejas aún no estaba disponible. Es uno de los puntos calientes para Merino, ya que en la derecha, en caso de relevar a Fernández, confiará antes en Caro como lateral, como ya hiciera Carrión en Valladolid, que en Loureiro. En las bandas tiene la ausencia de Jovanovic y la necesidad de inculcar compromiso defensivo a un hombre como Jaime Romero, que nunca se ha distinguido por él. La opción de Alfaro, incluso con Carrión, no resultó, mientras que por la izquierda Javi Galán está aún lejos de lo que apuntó en la pretemporada.

Tampoco lo tendrá fácil en la delantera, ya que alineó en Oviedo a los dos únicos delanteros del plantel, algo que podrá hacer puntualmente, pero no como una constante, por lo que un hombre como Markovic tendrá que asumir en no pocos partidos ese rol de acompañante del punta de referencia. Poco más con el perfil del serbio hay en una plantilla que salvo un cambio insospechado en lo que a competitividad se refiere es la que tendrá que llegar con un número suficiente de puntos al parón navideño. Ahí tendrá que tomar cartas en el asunto el propio club, que deberá darle un repaso a una plantilla con pocas opciones y con un insuficiente perfil defensivo, tal y como requiere Merino.