Un nuevo debate legal parece que esperará al Córdoba próximamente. La entidad blanquiverde presentó el pasado martes en sus redes sociales a un nuevo jugador para el filial, el central Rubén García, procedente del San Fernando. Con un verano más que extraño en cuanto a política de fichajes en general y en la del filial en particular (Algar, por ejemplo, no llegó a vestir de blanquiverde y está en el Guijuelo), la incorporación del defensa parece que va a traer cola. Con 22 años y formado en su Torrevieja natal y en el Elche, Rubén entrenaba con el San Fernando, al que llegó en el pasado mercado invernal de fichajes. Tenía un contrato de renovación automática que, según su agente, y apoyándose en jurisprudencia de otros casos, obligaba a la contratación por parte del club, pero no a cumplir por parte del jugador. El central volvió tras el verano a la disciplina del conjunto gaditano y entrenó con el equipo sin problemas, pero no se decidió a firmar la ficha con el club cañaílla a la espera de otras opciones, se entiende.

Sin embargo, el presidente del San Fernando, Alejandro Zapata, declaraba en los medios de la localidad gaditana que «nos hemos quedado a cuadros» y que el jugador sólo tiene un camino: «O juega con nosotros o paga la cláusula de rescisión, que es una cantidad importante». En paralelo, el club emitió ayer un comunicado en el que anunciaba que «independientemente de las acciones federativas que se han considerado y activado», el San Fernando iniciará «por vía judicial la reclamación de cantidades al que nuestro club tiene derecho según contrato firmado entre las partes, así como por el resarcimiento de los daños y perjuicios causados». Más allá de quien tenga la razón, no deja de ser cierto aquello de quedarse a cuadros.