No hay nada más frustrante que la impotencia. Habrá algunos, no pocos, que visto lo que perpetró el Córdoba sobre el césped del Martínez Valero aludan a cincuenta motivos diferentes, muchos de ellos apoyados en esas teorías conspiranoicas que tanto gustan en este país. Es cierto que tendrán su «base», porque saber de antemano que, con una victoria, el partido del próximo domingo se convertía en una finalísima debía ser un motivo más que suficiente para que tus jugadores salgan con espuma en la boca -dirían algunos-, apretando los dientes y peleándolo todo -desearían otros- o ganando, simplemente ganando, por lo civil o lo criminal, pensarían la mayoría. Pero seguramente la explicación es simple: no pueden. Cuando un equipo como el Córdoba, ayer en Elche, muestra esa imagen no es sino la confirmación de la misma imagen que ofreció en Granada, en Málaga, en Albacete, y más recientemente, en Mallorca, en Alcorcón, en Almendralejo…Por desgracia, hay un ramillete de actuaciones para comparar y la de anoche en Elche es una más. Este Córdoba, se ha avisado hasta el hartazgo, no tiene una marcha más. De hecho, igual no ha pasado de tercera en todo el año, aunque sí tiene visos de quedarse en la segunda reductora.

El Elche, se avisó desde hacía meses, es un equipo que compite. Y competir es pelear absolutamente todos los balones divididos, es ir por arriba a por todas, es agarrarse al campo desde el minuto uno. Y después, la calidad o lo que sea que le otorgue lo que le tenga que dar. Y le va a dar una salvación más que tranquila. El equipo de Pacheta ejecutó ante el Córdoba aquello que lleva haciendo absolutamente toda la temporada, no sorprendió, no hizo nada raro, jugó como siempre. Un espejo en el que muchos deberían mirarse y otros echar un trapo negro encima para que la imagen que devuelve ese espejo no provoque sonrojo.

Se vio desde el minuto uno. La noche iba a ser de vía crucis. El Elche, con una, dos o quizás tres marchas más que el rival, achuchando desde el principio aunque los errores en el último pase le penalizaran a la hora de desequilibrar el marcador. No tardó mucho, en cualquier caso. Cómo no: tenía que ser Nino. El almeriense enganchó en el área un balón servido por Qasmi con la defensa blanquiverde con el mismo orden que los aliados en Dunkerque.

Al Córdoba le remataron todos los balones aéreos. Todos. Al Córdoba le ganaron todos los balones divididos. Todos. Y solo perdía por 1-0. Si eso no es ya un milagro… Josan pudo hacer el segundo, que evitó Fernández, en el minuto 25. Ocho minutos después, el mismo protagonista se topó con Marcos Lavín, lo único decente en blanco y verde anoche. El público disfrutaba y veía clara la superioridad de los suyos sobre el Córdoba, se palpaba en la grada el ambiente de fiesta. De hecho, nada más salir del descanso, Javi Flores se encontró con la madera tras una buena jugada local después de una pérdida de Yann Bodiger. Rafa Navarro tuvo que sustituir a Miguel Flaño, con un problema en los isquios, por Chus Herrero. En cualquier caso, poco cambió. Si se tuvo la sensación desde el banquillo blanquiverde de una mejora no fue sino el pasito atrás que dio el Elche, a propósito, para quitarse el ansia de anotar el segundo y para probar a salir a la contra para matar al rival. Pudo hacerlo de nuevo Josan, en un golpe franco que salió rozando la escuadra, o Nino, que puso a prueba a Marcos Lavín.

Se habían consumido tres cuartas partes del encuentro y no hubo ni un atisbo de rebeldía, de asunción de responsabilidad, de enfado, al menos. Nada. Sí de señalar al más joven de todos para decirle que se colocara allí, o acá, o acullá. O para debatir quién ejecuta un golpe franco. Para lo otro, para lo importante, «ve tú que a mí me da la risa». Se puede aceptar hasta la impotencia, pero el desahogo no. Lo primero ha sido patente a lo largo de toda la temporada y habrá que comérselo. Lo otro es nuevo. Y peligroso.

El único disparo del Córdoba entre los tres palos que se recuerda es un tirito raso y flojo de Bodiger cuando aún quedaba media hora de partido. En cualquier caso, esa segunda parte confirmó, ojo, aun con un Elche con una marcha menos, que el Córdoba no tiene quien trabaje en las bandas, por lo que los laterales deben buscarse la vida absolutamente solos. Que el desorden de la línea defensiva, finalmente, no tiene arreglo. Hay que concluir que es imposible. Entre otras muchas razones, no la única, porque aquí todo el mundo mira al otro y, curiosamente, pocos salen en la foto. Y también que la falta de madurez y de responsabilidad que se denunciaba ya aquí hace medio año no iba a aparecer por arte de magia.

Por no dejar, el Córdoba no dejó siquiera la posibilidad de una amarga queja por el arbitraje, sea por los minutos de añadido que Iglesias Villanueva se dejó en el tintero y que los cordobesistas le reclamaron o por el penalti a Bodiger en la recta final del encuentro. Estaba la cosa como para mirar al empedrado, eso que gusta tanto a algunos de los que se visten de corto. Qué va. En todo caso, había que agradecer la falta de tino en los metros finales de un Elche que, ya antes del descanso, mereció cerrar por completo un encuentro que se antojaba para los visitantes, con aroma a final. El olor que desprendía este Córdoba, sin embargo, no era precisamente a eso.

Claro que lo de la pasada jornada, aquella jornada matinal de domingo ante el Mallorca, era raro. Y tan raro. El Córdoba es este. El que apelará al milagro «mientras las matemáticas» aguanten. ¿Y hasta entonces?

- Ficha técnica:

1 - Elche: Edgar Badía; Tekio, Gonzalo Verdú, Dani Calvo, Juan Cruz; Karim Azamoum, Javi Flores (Xavi Torres, min. 66); Josan, Nino (Carlos Castro, min. 63), Iván Sánchez (Nacho Gil, min. 76) y Qasmi.

0 - Córdoba: Marcos; Fernández, Quintanilla, Flaño (Chus Herrero, min. 46), Menéndez; Bodiger, Luis Muñoz; Blati Toure (Carbonell, min. 58), Andrés Martín, De las Cuevas (Alfaro, min 75) y Carrillo.

Árbitro: Iglesias Villanueva (Comité gallego). Mostró tarjeta amarilla a Nino y Gonzalo Verdú, por el Elche; y a Quintanilla, Fernández, Luis Muñoz, Blati Toure y Chus Herrero, del Córdoba.

Gol: 1-0, min. 15: Nino.

Incidencias: Encuentro correspondiente a la trigésima tercera jornada de Liga 1/2/3 disputado en el estadio Martínez Valero ante unos 9.392 espectadores.