El plazo dado finalizó y las nóminas siguieron sin abonarse. Los empleados y jugadores del Córdoba vieron pasar el día de ayer como uno más de los dos últimos meses, es decir, sin ver en sus cuentas el dinero que el pasado viernes se anunció que llegaría, «como muy tarde el miércoles», por parte del presidente y máximo accionista de la entidad blanquiverde, Jesús León, que quiso reunirse con los trabajadores para pedirles «disculpas» por los retrasos. En esa cita León puso como plazo la jornada de ayer, pero de nuevo el dinero no llegó, por lo que el lunes que viene restará una sola semana para que las nóminas acumuladas sean tres y no dos, como hasta ahora. La falta de liquidez en la entidad blanquiverde ha provocado la lógica tensión y preocupación entre los trabajadores de la entidad, aunque también se confía en que los ingresos previstos por parte del club terminen por convertirse en dinero para poder satisfacer sus demandas y las de la propia entidad.

El objetivo en el club es finalizar la temporada sin deuda o con una cifra mucho menor de la que se reflejaba a la llegada de León al club. Al menos esa ha sido la intención en los últimos meses. Según diversas fuentes, incluida la propia entidad blanquiverde, las obligaciones de pago, incluida deuda, hasta el próximo 30 de junio pueden irse, en total, a los ocho millones de euros, en los que irían incluidos también los 976.000 euros aún pendientes de la deuda concursal, de los que aproximadamente la mitad es deuda exigible.

En esos ocho millones también se incluyen los aproximadamente 2,2 millones de euros de pagos a la Agencia Tributaria y a la Seguridad Social, además de pagos a agentes que se arrastran desde hace años, pagos a profesionales independientes, proveedores (unos 900.000 euros) y, lógicamente, salarios, que desde febrero hasta junio importan, aproximadamente 1,3 millones de euros. La cifra global de pagos a los que estaría obligado el Córdoba, así como la deuda arrastrada después de descontar los ingresos de Javi Galán y Jovanovic se situaría en torno a esos ocho millones de euros.

Para dejar esa deuda lo más cercana al cero posible el club cuenta con los ya tristemente famosos pagarés de 4,4 millones de euros a los que habría que sumar otro ingreso pendiente de 600.000 euros por parte del Valladolid, y además, habría otro ingreso extra en caso de seguir el Pucela en Primera División al finalizar la presente temporada. Asimismo, el Málaga también adeuda a la entidad 225.000 euros relacionados con la llegada de Pawel Kieszek al club de la Costa del Sol. Otros 500.000 euros corresponden a diversos ingresos de menor cuantía y, para regularizar finalmente esas obligaciones de pago, la venta de Andrés Martín nunca podría hacerse por debajo de los dos millones y medio de euros. En ese caso, las cuentas le saldrían al Córdoba, siempre y cuando los gastos se ajusten al máximo y los ingresos no generen excesivo gasto financiero.

En cualquier caso, también podría jugar el club de El Arcángel con ese casi millón de euros de deuda concursal y que se incluye, como se ha detallado anteriormente, en la deuda global del club. Una deuda que si se cumplen plazos se seguiría abonando hasta el 2022.

Con el descenso a Segunda División B a falta de confirmación matemática, y aún cumpliendo dichos plazos y cifras en lo que a obligaciones de pago e ingresos se refiere, el Córdoba se vería en la tercera categoría del fútbol nacional quizá sin deuda, o bastante reducida, pero sin los ingresos que suponen los derechos televisivos del fútbol profesional, que en los últimos años en Segunda han supuesto una cifra superior a los seis millones de euros por temporada.

La liquidación del contrato de dichos derechos, así como el valor de la plaza en Segunda reportarían a la entidad blanquiverde una cifra en torno a los 3,5 millones de euros, con lo que el Córdoba podría afrontar su nuevo sendero en Segunda B por dos vías. La primera, sumar a esos 3,5 millones los ingresos por abonados y taquillas, publicidad, patrocinios, subvenciones y márketing con lo que los ingresos se irían en torno a los seis millones. Evidentemente, supondría el mayor presupuesto de toda la Segunda B teniendo en cuenta que el plan sería realizarlo sin ningún tipo de deuda o siendo esta muy reducida. Pero en la entidad blanquiverde la idea es equilibrar esfuerzos y no apostar todo a una sola mano. Repartiendo esos 3,5 millones de euros en dos temporadas, el presupuesto en Segunda B continuaría siendo muy potente, sobre todo en el plano deportivo, por lo que la idea que se mantiene en El Arcángel es la de tener seguridad durante dos temporadas de que se va a poder pelear por regresar al fútbol profesional y que el primer intento tenga una red de seguridad en forma de ingreso para la segunda temporada en caso de que no se lograse la vuelta por la vía rápida.

Pero más allá de planes económicos y deportivos, lo que más urge ahora mismo es lograr la liquidez necesaria no solo para pagar los atrasos a empleados, jugadores y proveedores, sino también para garantizar tranquilidad hasta final de temporada. Un final de campaña que también se prevé caliente en el ámbito institucional, ya que en poco más de tres meses Aglomerados ha de abonar los 4,5 millones pactados con Azaveco (Carlos González), y de fondo, además, continúa la sombra de Luis Oliver. Ante ese horizonte, que al menos sí haya estabilidad económica en el club.