En días así se resuelven problemas que aún no se han planteado. Se evitan, que es la mejor manera de solucionarlos. En días así, en una resaca del San Rafael más raro que se haya visto jamás, con peroles clandestinos, miedo y vergüenza propia y ajena. En Yecla, en un campo pequeño, en la segunda jornada del campeonato de liga del subgrupo B del Grupo 4 de la Segunda B. Frente a jugadores que quieren hacer carrera y cuyo escaparate no está en los grandes medios sino en las televisiones por Internet y las cuentas de Twitter de los especialistas en fútbol profundo.

En días así, con la presión asumida del que debe ganarlo todo porque no hay otra manera de garantizar que habrá un mañana mejor. En días así, en un campo con las gradas vacías y un adversario que plantea la jornada como lo hacen todos los que se enfrentan al Córdoba: le engordan el ego con un aluvión de halagos y le hacen creer que está en un nivel superior. Luego, en el verde, le pierden el respeto y le hacen de todo.

En días así ocurren sucesos extraordinarios que marcan destinos. Acordaos de Yecla en la temporada pasada, ese partido en el que el Córdoba se dio cuenta de dónde se había metido. Ese recién ascendido rebajó a los blanquiverdes y a la postre acabó jugando el play off de ascenso a Segunda. El Córdoba se quedó en las puertas. Sabas se ha hartado de repetirlo. Esta liga es para espabilados, para pillos con clase y para gente con oficio. En días así hay que demostrarlo.