Para unos, atenuantes. Para otros, excusas. El Córdoba CF llegó a La Condomina con varias bajas, algunas de ellas sensibles. Fidel Escobar, Owusu, Xavi Molina, Jesús Álvaro y Antonio Moyano. Además, a nadie se le escapaba, a pocos se les olvida las dos últimas semanas vividas en lo extradeportivo, sobre todo esta última, con una postura clara de los administradores judiciales sobre la situación económica de la entidad blanquiverde.

Pero muchos, sobre todo los mismos profesionales, comentan que luego, en el campo, todo se olvida. Que el fútbol exige pensar solo en él, en el fútbol.

Y al Córdoba CF parece costarle pensar en él, en el juego, cuando no está en El Arcángel. Y no solo en las dos últimas semanas, sino desde febrero, cuando consiguió su último triunfo lejos del Guadalquivir. Y, más allá de triunfos, de puntos que dejen más o menos satisfechos, el juego de este Córdoba CF continúa dejando incógnitas.

Generó una pequeña ilusión la pasada jornada, sin tener en cuenta el nivel del adversario, cuando se le adivinaron detalles que podían servir para el futuro. Y con esas se plantó en La Condomina cuando no había pasado ni un minuto y ya tenía el marcador en contra. Un pase a la espalda de la defensa blanquiverde de De Vicente fue aprovechado por Higón para superar sin problemas a Isaac Becerra.

Al menos, eso sí lo interpretó el conjunto blanquiverde. Más allá de aciertos o errores, el partido se metió en un sendero de intensidad, de ida y vuelta, si se qujiere, pero en el que terminó sacando petróleo el equipo de Agné. Sobre todo, porque Javi Flores tira del carro y lo hace con trabajo, con empeño y con la calidad de todos conocida. De ahí que el de Fátima otorgue más de una lección en su entorno más cercano: con la calidad no basta. Hace falta esfuerzo, compromiso... Otras cosas.

El capitán generó el córner que dio origen al gol, en el que esperó en el segundo palo y fue más pillo para aprovechar el cabezazo desviado de Djetei.

Siguió interpretando más o menos bien el Córdoba CF el encuentro, aunque lo cierto es que el UCAM Murcia avisaba con peligro. Faltó, quizás, un punto más de esfuerzo en el mediocampo y, sobre todo, más tranquilidad en el eje de la defensa. Pero en líneas generales el partido, además de igualado, no pintaba mal para los blanquiverdes. De hecho, pudieron irse al descanso con ventaja en el marcador si Javi Flores aprovecha el gran pase de Ortuño, que le dejaba solo ante Iricíbar. Pero el de Fátima no superó al portero universitario en su regate. Sin poder tirar las campanas al vuelo ni sentirse felices, los blanquiverdes marcaron un primer acto que sugería un paso definitivo después.

Y ahí vino el golpe frontal con la realidad. El Córdoba CF que había dado un pasito adelante hace una semana, que luchaba por mantenerlo en la primera parte, retrocedió dos en el segundo acto en La Condomina. Un equipo echado atrás descaradamente, sin capacidad para dar tres pases seguidos con cierto criterio y pendiente más del adversario y del balón que le había dado con descaro que de intentar crecer con la pelota en los pies y superando la presión del rival. Se vio rápidamente y si la vuelta no se produjo de vacío fue por la incapacidad azul en los últimos metros, fuera en el pase definitivo o en el remate. Agné introdujo a De las Cuevas por un inédito (prácticamente) Sebas Moyano. Y el alicantino aportó lo mismo que el canterano blanquiverde, quizás menos.

De Vicente, David Mayoral y, sobre todo, Aketxe, con un cabezazo mordido tras un centro de Viti que se comió Djetei, presagiaban lo peor para los visitantes cuando aún no se había llegado al minuto 60. Pero el equipo de Miguel Rivera, a pesar de no haber perdido en La Condomina ningún partido (solo ha ganado dos), tampoco estaba para tirar muchos cohetes, por lo que fue perdiendo fuelle paulatinamente. Un golpe franco de Gurdiel y un cabezazo bombeado de Perales, ya en el descuento, que fue atrapado por Becerra sin problemas, fue lo más reseñable en ataque por parte del UCAM Murcia.

Lo grave es que al Córdoba CF casi ni se le vio aparecer por las inmediaciones de Iricíbar, más que por cuestiones de ambición o falta de ella (quizás también), porque no hubo ni reflejo de lo visto una semana antes en El Arcángel. Nada que recordara a aquel intento de construcción por parte del conjunto blanquiverde, volviendo a los balonazos largos sin ton ni son. En definitiva, volviendo a la línea de este Córdoba CF cuando le toca montarse en el autobús, que se convierte en un asequible y comodísimo visitante.