Puso el speaker del Córdoba CF poco antes del inicio del partido una canción del mítico grupo Medina Azahara, versionada eso sí, que, representa, sin duda, el estado actual del club y del cordobesismo. Decía la letra que «nos unimos en silencio, por una esperanza nueva, de ver surgir en el cielo, unida nuestra bandera». Continúa la canción diciendo que «mi cuerpo destrozao, lleno de ira y desprecio, por tantas humillaciones, que hace el pasar por el tiempo». Pero también añade que «pensaba una noche a solas, si yo llegaría al cielo». Ese cielo de las Tendillas que todos quieren alcanzar a finales del mes de junio, con el Córdoba CF de nuevo en Segunda, tras un paseo por la Mezquita, como se titula la canción.

Se acabó el silencio. No lo hubo, de hecho, durante la primera parte, pero conforme los blanquiverdes acosaban el área del Cádiz B en la segunda mitad El Arcángel, ese estadio capaz de pasar de cero a 100 en pocos segundos, fue creciendo en su ilusión. Animación, cánticos constantes y una auténtica caldera que acogotaba las piernas de los futbolistas del filial cadista, incapaces de pasar del centro del campo e incluso de dar dos pases seguidos. ¡Cómo será cuando en vez de 9.096 haya 20.000 cordobesistas en las gradas de El Arcángel!

La animación durante la segunda parte recordó a los grandes partidos en El Arcángel

De la Mezquita, en ese paseo solitario, melancólico tras el descenso, la afición blanquiverde llegó a El Arcángel y vibró como pocas veces con sus jugadores. Unos futbolistas que, tras el gol de De las Cuevas, se abrazaron todos, suplentes y algunos miembros del cuerpo técnico incluidos, en la esquina entre fondo norte y tribuna. Un abrazo que simboliza y de qué modo la esperanza del grupo pese a las adversidades. Llegó la primera derrota hace una semana, en la ciudad deportiva del Sevilla, y con el tiempo reglamentario cumplido parecía que este sería el cuarto partido sin victoria para los hombres de Enrique Martín. Pero ayer tocaba una alegría. Una auténtica fiesta, la que se vivió en el fondo sur cuando toda la plantilla, al acabar el partido, se acercó a la zona de Brigadas para celebrar con ellos la victoria. Todos juntos, cogidos del hombro, saltando y vibrando, imitando los brincos de los hinchas blanquiverdes, en un éxtasis colectivo que reforzará el ánimo de los jugadores y también de los aficionados.

Hay victorias que suponen un plus de motivación por como llegan. Todos prefieren vencer por una goleada cerrada en la primera parte. Pero cuando las dudas llegan, cuando los innumerables centros al área no encuentran rematador, cuando el cronómetro avanza y el rival desespera con sus pérdidas de tiempo, ese remate de De las Cuevas templa los miedos y hace vibrar de renovado optimismo a todos. A los que están en la grada y a los que corren por el césped.

Está acostumbrándose este Córdoba CF a vencer de penalti, en el descuento, con remontadas y, en definitiva, sufriendo de lo lindo. Advierte una y otra vez Enrique Martín, en sus comparecencias públicas, que esto es lo que hay, que así es la Segunda B y que ningún rival regala nada. Que así sea. Que todos los partidos se ganen en el descuento, porque los tres puntos tienen el mismo valor. Con la grada retumbando, con los asientos vibrando por los golpes de los aficionados para meter presión al rival. Con una celebración brutal de más de 9.000 gargantas con el gol de la victoria. Que así sea. Que instalen desfibriladores en cada fila de El Arcángel para que el sufrimiento no llegue a mayores. Pero tres puntitos y a casa con una sonrisa de oreja a oreja. Y en el recuerdo José Martínez Oliva, que a buen seguro estará celebrando en el tercer anillo la victoria de su Córdoba CF, ese al que llevó a Primera hace ya 57 años.

El presidente, Jesús León, le hizo una peineta a un aficionado antes de empezar el partido

Por cierto, algo que no quede en el olvido. Antes de empezar el partido el presidente del club, Jesús León, le hizo una peineta a un aficionado, cuando el dirigente accedía al túnel de vestuarios al recibir un grave insulto del seguidor. El censurable gesto del mandatario no pasó desapercibido e incluso fue grabado en vídeo, que corrió por las redes sociales. Si mal estuvo el hincha, peor el máximo accionista, que jamás debe responder a un insulto con un gesto que no ennoblece su imagen, que debe estar a la altura del cargo. Y que no ayuda a esa necesidad de unión que tanto simbolizó la celebración final al acabar el encuentro.